La Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller alemana Angela Merkel ha ganado las elecciones federales que se han celebrado este domingo, pero sin alcanzar la mayoría absoluta, lo que le obligará a coaligarse o a gobernar en minoría.
Según los primeros resultados oficiales, basados en el final del escrutinio en las 299 circunscripciones electorales, la CDU ha conseguido el 41,5 por ciento de los votos, lo que se traduce en 296 diputados, tres menos de los necesarios para alcanzar la mayoría absoluta.
"Es un súper resultado", ha dicho Merkel, consciente de que, aunque no ha conseguido la mayoría absoluta, la CDU ha subido ocho puntos respecto a las últimas elecciones federales, las de 2009, y de que es la primera líder europea que resiste el envite de la crisis económica en las urnas.
La canciller alemana se ha mostrado dispuesta a seguir en el cargo durante los próximos cuatros años "y a hacer el máximo esfuerzo para que sean los mejores para la economía" del país europeo, de acuerdo con la televisión pública ARD.
Sin embargo, la suya es una victoria agridulce porque su hasta ahora socio minoritario de Gobierno, el Partido Liberal Demócrata (FDP), se ha adjudicado el 4,8 por ciento de las papeletas, lo que le deja fuera de la sede legislativa por no alcanzar el umbral del cinco por ciento.
El candidato del FDP, Rainer Brüderle, ha admitido que el partido político "vive su hora más amarga". En 2009, los liberal demócratas consiguieron un 14,6 por ciento de los votos, lo que les dio 93 escaños que les han permitido gobernar en coalición con la CDU hasta ahora.
Por su parte, el Partido Social Demócrata (SPD) ha conseguido el 25,7 por ciento, lo que se traduce en 182 diputados, y sus aliados naturales, La Izquierda y Los Verdes, un 8,6 y un 8,4 por ciento, respectivamente, lo que les habilita para ocupar 60 escaños en cada caso.
El candidato del SPD, Peer Steinbrück, también ha reconocido los malos resultados, a pesar de que ha subido casi tres puntos respecto a 2009, y ha puesto su cargo "en manos del partido", ya que, como ha repetido insistentemente durante la campaña electoral, se presentaba para ganar.
Aunque los líderes de La Izquierda y Los Verdes han preferido destacar la debacle del FDP, también han recibido un varapalo electoral, ya que en los comicios de hace cuatro años consiguieron un 11,9 y un 10,7 por ciento de los votos, 76 y 68 escaños, respectivamente.
Finalmente, al igual que el FDP, la Alternativa para Alemania (AfD), un partido político de nueva creación que aboga por excluir de la eurozona a los países del sur, ha obtenido un 4,7 por ciento de los votos, quedándose fuera del Bundestag.
Escenario político
Así las cosas, es imposible reeditar la actual coalición gobernante CDU-FDP, por lo que la canciller alemana tendrá que buscar nuevos apoyos, bien entre el SDP, repitiendo la fórmula de la legislatura 2005-2009, bien entre Los Verdes, que no han descartado esta opción.
La mejor alternativa sería la bautizada por la prensa alemana como "la gran coalición". Sin embargo, el presidente del SDP, Sigmar Gabriel, ya ha adelantado que no se sumará al Gobierno de Merkel "automáticamente". "Lo importante son las políticas", ha subrayado.
En la misma línea se ha expresado la secretaria general del SPD, Andrea Nahles, adelantando que "no habrá una fiesta de gran coalición". "Ahora, veremos qué hace la canciller Merkel", ha apuntado, según el diario alemán 'Deutsche Welle'.
Otra vía para la CDU sería aliarse con Los Verdes. "Hablaremos con todos", ha adelantado el líder ecologista, Jürgen Trittin, aunque ya ha vaticinado que "es improbable que las negociaciones con la CDU tengan éxito", a juzgar por las experiencias en Hamburgo y Sarre.
Finalmente, Merkel podría optar por gobernar en minoría, lo que le obligaría a pactar todas las iniciativas en la Cámara Baja. Los medios de comunicación alemanes ya han descartado esta opción, augurando que la canciller buscará la estabilidad del Ejecutivo.
|