La era de las nuevas tecnologías ha provocado novedades en el estilo de vida de la sociedad, como la creación de modelos de negocio basados en el servicio de reparto de comida a domicilio. Estos negocios llegaron a España a principios de esta década de la mano de La Nevera Roja, a la que se le sumarían Just Eat, la Startup británica Deliveroo y la española Glovo. Ambas empresas trabajan en el sector de la hostelería, aunque la segunda dispone también de servicios de reparto de otros productos como: tiritas, pañales, tabaco o paquetería, por ejemplo.
Estas compañías, entre las que encontramos Deliveroo, Glovo, Uber eats o Just Eat (que tiene un funcionamiento distinto), operan mediante una aplicación móvil con la que el usuario hace su pedido. Se establece el contacto entre el establecimiento o restaurante y la empresa, que se encarga de distribuir los pedidos entre sus repartidores o riders. Según los incentivos que consiguen haciendo el mayor número de horas trabajadas y rechazando el mínimo de pedidos posible.
Los repartidores que trabajan para estas empresas, necesitan reunir 3 condiciones para trabajar en ellas: ser mayor de 18 años, tener un medio de transporte propio (bici, moto, coche...), y tener un dispositivo móvil con acceso a la aplicación desde el perfil de repartidor. Algunos de estos repartidores, tienen este empleo como principal fuente de ingresos, mientras que otros lo utilizan como trabajo complementario para conseguir dinero extra.
Trabajar de rider: pros y contras Sin embargo, aunque parezca una manera fácil de conseguir dinero, y más si eres un apasionado de la bicicleta, tiene bastantes contras. Todos hemos debatido alguna vez sobre este tipo de empleos, estableciendo el contraste entre “no voy a pedir algo desde tan lejos, que pobrecillos los trabajadores, para lo que tienen que cobrar...” y “es su trabajo, si no pido por la aplicación, ellos no trabajan y no cobran”.
Lo cierto es que la mayoría de estos repartidores trabajan como “falsos autónomos”, con una precaria situación laboral, cobrando por hora trabajada, no por número de pedidos entregados y con un salario por debajo del mínimo interprofesional. Así lo fijó una sentencia del juzgado de lo social de Valencia, en el que declaraba que 97 riders estaban trabajando bajo esta figura. Además, volviendo a las condiciones, no son los trabajadores los que eligen el pedido que van a realizar, sino la empresa quien los asigna, de la misma manera que no les facilitan el medio de transporte, les “dejan libertad y flexibilidad” para elegir tanto el horario de trabajo como el vehículo para transportar los pedidos, algo irrelevante para considerarlos autónomos.
Según inspección de trabajo, deberían estar contratados por la compañía para la que realizan los servicios y estar dados de alta en la seguridad social para cotizar como trabajadores por cuenta ajena, siendo asalariados y no autónomos como indica la política laboral de empresas. Pero desde las propias empresas afirman tener una relación mercantil de colaboración con autónomos y no un contrato laboral con sus trabajadores, dando lugar a una falsa economía colaborativa entre ambas partes.
El seguro de los repartidores posmodernos Después de varias denuncias a las compañías por parte de los riders, las compañías decidieron ofrecer seguros a sus repartidores. Estos se han visto envueltos en varios accidentes, como el del joven nepalí de 22 años que perdió la vida a finales de mayo de este año en Barcelona, arrollado por un camión de la basura mientras repartía desde la aplicación de Glovo, con un subcontrato (algo muy común, especialmente entre inmigrantes sin papeles) que hacen algunos repartidores con cuenta en la compañía, para sacar más rentabilidad.
La empresa Deliveroo decidió frenar las denuncias recibidas, con un seguro gratuito mediante algunas compañías aseguradoras que dan cobertura a los repartidores registrados, independientemente del medio de transporte que utilicen. Estas pólizas cubren, entre otras cosas, el 75% del sueldo en caso de baja, hasta 7.500€ en gastos médicos y 50€ por noche en caso de ingreso hospitalario. Los expertos de Acierto.com aseguran que es un tipo de seguro único en este sector laboral y de vital importancia para los repartidores, que están continuamente expuestos a peligros en la carretera.
El caso de Just Eat es diferente, ya que la compañía contrata a empresas de reparto en la que los trabajadores están dados de alta en la seguridad social y cubiertos por un seguro. Por su parte, Uber Eats tiene un seguro por daños y de responsabilidad civil que cubre a los repartidores de inicio a fin de la ruta incluyendo gastos por incapacidad, atención médica o fallecimiento accidental. Por último, Glovo tiene un seguro de accidente en el que la compañía aseguradora pide un mínimo de 72 horas de hospitalización para cubrir: invalidez hasta 20.000€, compensación por hospitalización con 30€ al día, y fallecimiento por accidente hasta 20.000€ entre otras cosas, para lo que se exige a los trabajadores una cuota de 4€ al mes, camuflada como tasa por trabajar.
|