El próximo viernes 23 tendrá lugar el esperado Black Friday; una jornada que cada vez cuenta con más adeptos y que algunos comercios ya han comenzado aprovechando su lanzamiento en otros países, como en Latinoamérica. En 2018 el Black Friday movió en España un total de 1.560 millones de euros, un 10% menos que el año anterior según la Asociación Española de la Economía Digital, pero para este año se espera un aumento hasta los 1.700 millones de euros. En total, cada comprador gastará entre 200 y 300 euros.
Pero, ¿cómo los aprovechan los consumidores españoles? La última encuesta realizada por el comparador de seguros Acierto revela que hasta 3 de cada 5 comprarán de forma impulsiva. Y es que muchos apuestan por adelantar los regalos de la próxima Navidad y por las ventajas de las compras online.
El dato llama ciertamente la atención pues, según los datos de la entidad, las compras por Internet suelen realizarse de forma más meditada; tanto, que más del 90% de los internautas compara precios antes de realizar una transacción.
¿Por qué no lo hacen en esta ocasión entonces? Pues porque la mayoría de ellos no cuestionan la autenticidad de las rebajas -solo 2 de cada 10 lo hacen-. Algo que, al mismo tiempo, ha provocado que cada vez sean más negocios los que se atreven con esta iniciativa.
Compras compulsivas y, ¿adictivas? Sí, pues el comparador también desvela que casi dos millones de españoles son adictos a las compras por Internet. Tal será esta influencia que se estima que en esta ocasión participarán más del 55% de los españoles de entre 16 y 74 años. El perfil de comprador que más gastará estos días será el de mujer joven entre los 25 y 45 años con una capacidad adquisitiva media-alta. Además serán muchas las que compren productos para ellas mismas. Aun así, se calcula que las ventas del Black Friday y el Cyber Monday supondrán hasta un tercio de la facturación navideña.
Además, el dato más preocupante es que, según los expertos, el 80% de las personas adictas a las compras son mujeres. Por fortuna –y dado que a la mayoría de los afectados les cuesta reconocer que la padecen– es posible detectar esta adicción –oniomanía– de la mano de una serie de señales. Para empezar, los síntomas son muy parecidos a los de otras adicciones: excitación o tensión antes de realizar la compra y satisfacción o reducción de la ansiedad (momentáneas) después. Que el deseo sea tan fuerte que prime por encima del trabajo o la economía familiar, por ejemplo, puede ser otro gran indicador.
También puede percibirse como una pérdida de control a la hora de evitar la compra o detenerla; y de malestar cuando no es posible realizar la adquisición que se desea. Esto produce impaciencia, nerviosismo e irritabilidad. En todo caso no es necesario que se trate de productos muy caros sino que es más importante que la compra sea innecesaria y se produzca en gran cantidad.
Para abordarlo es necesario un tratamiento psicológico -incluso es posible que se requiera de ayuda psiquiátrica en algunos casos más grave-. Existen distintas técnicas que permiten al paciente gestionar su malestar y sensaciones.
Contar con un seguro de salud privado nos brindará la oportunidad de hacerlo con mayor rapidez. Ahora bien, la mayoría limitan a un número anual las visitas a este tipo de especialista. Razón de más para comparar entre distintas pólizas.
Es muy importante, asimismo, recalcar que tras este trastorno suele encontrarse un descontrol de los impulsos, pensamientos irracionales y, sobre todo, una falta de autoestima o incapacidad para tolerar la frustración que lleva a los pacientes a actuar de esta manera.
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