En aquella vivencia extraña,
yacía mi cuerpo enfermo
y tieso, sobre la cama.
Respiraba a medias
y tenía taquicardias.
En aquella ocasión
supe del cielo y del infierno,
de los que me hicieran daño,
de lo que era y de lo que eran,
de que fuera víctima…
del engaño.
Sin saber si volvería
a estar viva,
andaba mi pobre cuerpo
deambulando por la casa
y esperando…
un vaciado total de almas,
que me permitiese caer al suelo
e ir... al cielo.
Pero para mi sorpresa
volví a ser yo.
Para la revista argentina, Planeta Sueño.
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