Cuando no está tan claro qué quieren nuestros hijos por Reyes y tenemos que darle vueltas a la cabeza sobre qué es lo más apropiado regalarles este año pueden surgir muchas dudas: ¿Es apropiado esto para su edad? ¿Cuánto dinero se supone que debo gastarme en sus regalos? ¿Regalos útiles y didácticos o mejor un capricho maravilloso, aunque inútil? Los padres se debaten entre la posibilidad de evitar el rencor eterno de sus hijos por el regalo pedido y no recibido y que cree que no deberías comprarle, y la posibilidad de hacerle pasar por el aro de los regalos “apropiados”, que no han pedido y que no está tan claro que vayan a disfrutar. Un equipo de psicólogos ha explicado a los padres qué es apropiado regalarles a los niños en Navidad y lo que debemos evitar:
Móviles Los niños no necesitan móviles. De ningún tipo, de ningún tamaño y para ninguna actividad que tengan que realizar. Ante un adolescente insistente, la respuesta es la misma, no lo necesita. La adolescencia parece una etapa propicia para regalarle su primer móvil, sobre todo porque si todo su entorno tiene uno, no se le pueden poner puertas al campo. Pero sí a la educación de los hijos. Aunque su estatura y a veces su aspecto sean los de un adulto, una persona de catorce o quince años es un niño a muchos efectos. Si le vas a regalar un móvil lo adecuado es que te informes sobre un modelo sencillo (tu hijo quiere el móvil básicamente para chatear por WhatsApp y recorrer Instagram, no le hace falta más). Infórmate también sobre cómo ponerle límites a su saldo y las páginas que puede visitar.
Pantallas Las pantallas no son exclusivas de estos tiempos, pero es ahora cuando las encontramos por todas partes. Abusar de ellas no es bueno ni para la vista ni para la actividad cerebral y en el caso de los niños son aún más dañinas. Protejámosles el tiempo que nos dejen. Quizá los padres teman que si no regalan artilugios con pantallas táctiles sus hijos se quedarán atrás y no aprenderán las bondades de la tecnología. Sí lo harán, porque tendrán acceso a las pantallas durante toda su vida, empezando por su educación en el colegio. Dosificar su acceso a las pantallas es una buena decisión. También a la hora de hacer regalos.
Exceso de cultura Si queremos enganchar a nuestros hijos a la lectura, no parece una buena idea monopolizar los Reyes Magos con libros y material educativo. Puede llegar a ser contraproducente. Esto no quiere decir que vetemos los libros en Reyes, es más, es recomendable incluir un libro, mejor si está indicado para su edad, y sobre todo si le gustará. Observa a tu hijo, confía en su criterio y déjate aconsejar por tu librero.
Dinero. Cuando no se tiene muy claro qué regalar, el dinero puede ser muy socorrido. No es muy adecuado regalarles a nuestros hijos (menores de edad) solo dinero, ni demasiado efectivo a un niño realmente pequeño. Pero bien gestionado como regalo, el dinero puede ser una herramienta educativa muy interesante. Si durante el año, a partir de una cierta edad, se les da una paga semanal, que también es un regalo, ¿por qué no hacerlo, de manera un poco más especial, con motivo de los Reyes? Por ejemplo, si va a empezar a recibir su asignación semanal este año, puedes regalarle su primera hucha, una que se pueda abrir y cerrar, para que aprenda a guardarlo y administrarlo de manera ordenada. Si es un adolescente avanzado y tiene más capacidad para esperar, un regalito curioso puede ser una hucha de barro que le dure un año, por ejemplo. Piensa en cómo a través del dinero puedes educar en el orden, la paciencia, el ahorro, la capacidad para recompensarse con los ahorros pacientemente administrados... Regalar dinero a un niño que es tan pequeño que no puede ir solo ni a comprar el pan no parece muy adecuado.
Ropa La ropa es el escenario propicio para hacer pasar por un regalo (algo especial) lo que no es más que una necesidad (reponer ropa que se ha quedado vieja o pequeña). No hay nada de malo en regalar a los hijos, también por Reyes, prendas de ropa que necesitan o les vienen bien, pero si reducimos los regalos de Reyes a mero utilitarismo entonces pierden la magia y la ilusión, es decir, pierden lo que les convierte en regalo y pasan a ser solo “obtener algo que necesito pero que tampoco me mata de la alegría”.
Si se optimizar un regalo con la satisfacción de una necesidad, fantástico. Pero si no, los Reyes están ahí para poner, dentro de un orden, un toque de capricho, de obtener aquello que no necesitamos urgentemente, pero queremos, nos gusta, nos apetece o hace ilusión. Es decir, a través de los regalos que le hacemos a otras personas conseguimos que obtengan algo que -bien porque es demasiado especial, o demasiado caro, o demasiado atrevido, o demasiado innecesario- ellas no se comprarían por sí mismas, y por eso mismo se lo regalamos. Un regalo es algo especial, sobre todo en Reyes, también a los hijos. Es decir, siempre teniendo en cuenta los límites de la edad, del dinero, de lo apropiado…
El reto que los padres tienen por delante es combinar educación, con ilusión, con necesidad, con puro materialismo y pragmatismo. Escuchad a vuestros hijos, observadlos, se pasan el año dando pistas verbales y no verbales de lo que les gusta. No proyectéis en ellos vuestros gustos: el regalo es para ellos. No pretendáis ser los pajes perfectos de sus majestades de Oriente: unos años se acierta más y otros, menos. Pensad en el mensaje que dais a vuestros hijos con los regalos que les hacéis: ¿Mamá y papá tienen la más mínima idea de quién soy? ¿Mamá y papá van a boicotear cada año lo que les pido y que no es para tanto? ¿Mamá y papá solo me regalan cosas para convertirme en un pequeño catedrático y pretenden que, encima, me guste? ¿Mamá y papá se han vuelto locos y les ha tocado la lotería y eso siempre va a ser así? ¿Mamá y papá no se han enterado de que hay cambio climático y por eso me sepultan bajo una montaña de embalajes y papeles de regalo?
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