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El brote de coronavirus continúa expandiéndose, con más de 360 víctimas fatales en China y más de 17.000 personas infectadas en todo el mundo. El sábado, un hombre de 44 años falleció en Filipinas y se convirtió en la primera víctima mortal de la enfermedad fuera de China.
Estados Unidos ha declarado una emergencia de salud pública y está impidiendo que los extranjeros que han viajado recientemente a China ingresen al país. Los ciudadanos estadounidenses que hayan visitado la provincia de Hubei, el epicentro del brote, serán puestos en cuarentena cuando vuelvan a ingresar al país.
El mercado de valores de Shanghái cayó hoy un 8%. El jueves, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, pareció dar la bienvenida a la enfermedad como un impulso para el mercado laboral estadounidense, y dijo en una entrevista brindada al canal de noticias Fox News que “aceleraría el regreso de los empleos a América del Norte”.
Surgen interrogantes sobre el manejo de la enfermedad por parte de las autoridades chinas, quienes, según los críticos, demoraron en su respuesta y minimizaron la gravedad del problema. En Hubei, la Cruz Roja local ha sido blanco de críticas por no distribuir suministros médicos esenciales a los hospitales que más lo necesitan.
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