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Por qué mi jefe no quiere que trabaje desde casa | |||
El objetivo de un trabajo debería ser conseguir acabar una cantidad de trabajo y no acudir al puesto de trabajo | |||
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Si trabajo en casa le ahorro dinero a la empresa y ahorro dinero yo. Por un lado, la empresa no tiene que comprar o alquilar el espacio que ocupa mi puesto de trabajo y, por otro, yo no tengo que gastar el 20% de mi sueldo en transporte y ropa adecuada para ir al trabajo. El problema es tan simple y tan fácil de resolver que parece increíble que empresas y empleados aún no se hayan puesto de acuerdo en reducir dichos costes. El único problema es la DESCONFIANZA. La empresa no confía en que el empleado va a realizar su trabajo y se irá de cañas. Antes de dar ninguna explicación diré que en mi propio caso no controlo en ningún momento a mis colaboradores, apenas hablo con ellos en semanas y solo nos reunimos para resolver problemas que necesitan de varias personas. ¿Por qué no me reúno? Porque previamente he entrenado a mis colaboradores a que confíen en mí. Parecerá increíble pero en casi todas las ocasiones, los empleados saben hacer su trabajo pero acuden a su superior constantemente para consultarles. Lo hacen no porque le necesiten sino porque TEMEN no hacer bien su tarea y que haya consecuencias. El objetivo de un trabajo debería ser conseguir acabar una cantidad de trabajo y no acudir al puesto de trabajo. La tecnología actual a través de los CRM le permite a la empresa saber cada día que trabajo ha hecho un empleado. Por lo que es absurdo obligar a la gente a largas horas al volante que reducen su calidad de vida. Afortunadamente hay buenas noticias. Un informe de estudio de The Economist pregunto a directivos que porcentaje del personal cualificado trabajaría desde casa en cinco años y dijeron el 100% y otro de McKinsey dijo que eran un 25% más productivos los empleados que trabajaban desde casa que los que lo hacían en oficina.
En
España creo que aún estamos lejos de ver esto. Creo que hay culturas como la
escandinava en la que la confianza en otras personas está generalizado mientras
que en España lo que está generalizado es desconfiar de los demás. Acordaros el
referéndum en el que los suizos acordaron trabajar más y tener menos
vacaciones! La razón es que CONFIAN en
los demás. |
En un mundo donde la competencia y los desafíos son constantes, el éxito ya no se mide únicamente por el coeficiente intelectual (CI). La inteligencia emocional (IE) y la automotivación emergen como pilares fundamentales para alcanzar nuestras metas y construir una vida plena. Este artículo explora la importancia de estas habilidades, su impacto en el ámbito laboral y personal, y ofrece estrategias para cultivarlas.
Puedes ser un genio en lo tuyo, un maestro de la estrategia comercial, un gurú financiero con cuentas más limpias que un quirófano o un arquitecto de sistemas que haría llorar de emoción a cualquier CIO. Pero si sigues creyendo que el mercado laboral premia al más competente, mejor despierta. No siempre gana el más capaz, sino el que sabe moverse mejor.
El Día Internacional de la Felicidad, proclamado por la ONU en 2012, nos invita a reflexionar sobre el bienestar en todas sus esferas. Y si bien solemos confinar la felicidad al ámbito personal, una pregunta comienza a resonar con fuerza: ¿podríamos, deberíamos, ser felices también en el trabajo?
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