El FC Barcelona ha dado un gran paso hacia los cuartos esta noche en el City of Manchester Stadium al ganar al Manchester City (0-2) en la ida de octavos de final de Liga de Campeones, en un partido en que tiraron de toque y paciencia para aprovechar un error de Demichelis, que dejó a los locales con diez, y a partir de ahí buscar una fortuna que encontró Alves para cerrar el partido e ir más tranquilos de vuelta a casa.
Un gran resultado en un partido no tan grande, pues los blaugranas dominaron y tuvieron el control pero el espectáculo prometido se quedó en eso, en promesas incumplidas. Fue un choque más tosco, duro, obstaculizado pero en el que la poca chispa la pusieron los blaugranas, sobre todo con superioridad, para que Messi y Alves, ya al final, abrieran el camino a la siguiente ronda.
Valdés estuvo genial en la única ocasión clara del City, a botas de un David Silva que fue el mejor de los 'sky blues' en una volea fabricada por el canario. Por contra, y pese a que los locales puedan quejarse de que el penalti sobre Messi no lo era, pues podría ser fuera del área, no podrán hacerlo en la jugada en que el árbitro sueco Eriksson anuló un gol legal a Piqué por fuera de juego inexistente.
El Barça salió con la clara premisa de tener el balón y hacerse con el control del partido, y así lo hizo. El City, lejos de cumplir con lo prometido e intentar pugnar con el Barça por la pelota, se replegó atrás a la espera de un error que les permitiera salir, pero ni mordieron en la presión ni se dejaron la piel para correr a la contra.
Así, los primeros instantes tuvieron un claro color blaugrana, con una posesión superior al 70 por ciento y una velocidad en la transición que pintaba un buen panorama. Poco a poco, no obstante, los locales fueron estirando líneas, aunque acercaron la línea defensiva a Hart para no ofrecer tanto espacio al Barça, y se igualaron las tornas.
No fue una una gran primera parte en cuanto a ocasiones. Se esperaba mucho de un duelo entre el máximo goleador de la Premier League y posible líder, a falta de un partido de jugar, y el líder y máximo goleador de la Liga BBVA, pero no fue así. Las opciones llegaron con cuentagotas y la verdad es que ni Valdés ni Hart tuvieron gran trabajo, aunque el portero inglés sacó una buena mano a disparo lejano, duro y que iba a gol, de Xavi.
El mayor peligro, latente, en los 'citizens' era en las jugadas a balón parado, como mostraron en una de las pocas faltas laterales de que dispusieron. El Barça estuvo bien ahí, no dando demasiadas faltas ni córners, aunque reculó y no apretó como se esperaba a un City inofensivo e insulso, en que únicamente David Silva parecía querer jugar. Eso sí, Negredo estuvo muy combativo arriba, aunque aislado.
Por ello, Pellegrini les debió decir a los suyos en el descanso que se fueran más arriba y buscaran con un poco más de ahínco el gol. No se esforzaron en demasía pero algo más estirados sí salieron, mientras que el Barça, que no hizo cambios tampoco, propuso el mismo guión y acabó imponiéndolo.
Cambio de escenario e ilusión
Cuando parecía que ambos, por la actitud, parecían ver bueno el empate, y apuntaba a que no se dejarían el alma por intentar marcar, llegó el gol del Barça. En una jugada polémica, pues los 'citizens' pidieron una falta de Busquets en la recuperación del balón que acabó en los pies de Messi. El argentino, más rápido que su compatriota Demichelis, provocó la expulsión del defensa y el árbitro pitó un penalti que pareció ser cometido fuera del área o sobre la misma línea.
Messi no dejó escapar la oportunidad y batió a Hart por el centro. A partir de aquí, Pellegrini intentó aguantar el partido con la entrada de Nasri y Lescott, pero tampoco le salió bien. Y eso que el Barça perdonó, pues tuvo cinco minutos para matar al City y no lo hizo. Messi, Xavi o Cesc no estuvieron finos, y no noquearon a un Manchester que quedó muy tocado tras el 0-1 intentaron reaccionar, estirando líneas de nuevo y sobre todo con la entrada de Dzeko por Negredo, pero el Barça reaccionó bien y no dejó escapar el partido.
Pese a parecer que firmaban un 0-1 ya bueno, al final obtuvieron premio en una jugada un tanto afortunada entre Neymar, que entró de refresco y revulsivo, y Alves, que acabó batiendo túnel incluido a Hart para sentenciar.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.