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Etiquetas | Champions League / Cuartos de final

Simeone sienta cátedra en Europa (1-0)

Koke marcó gol en el minuto cinco
Daniel Sanabria
miércoles, 9 de abril de 2014, 22:01 h (CET)
Ficha técnica
1-Atlético de Madrid: Courtois (3); Juanfran (3), Miranda (3), Godín (3), Filipe Luis (3); Gabi (3), Tiago (3); Koke (3), Raúl García (3); Adrián (3); David Villa (3).

0-Barcelona: Pinto (2); Dani Alves (2), Bartra (1), Mascherano (1), Jordi Alba (2); Busquets (1), Xavi (2), Iniesta (1); Neymar (2), Cesc (1), Messi (1).

Cambios: En el Atlético de Madrid Diego Ribas (3) por Adrian (min.61) y Cebolla (3) por Villa; y en el Barcelona Alexis (1) por Cesc (min.60) y Pedro (1) por Iniesta (min.70).

Goles: 1-0 Koke (min.5).

Árbitro: Howard Webb (inglés) (1). En los locales amonestó a Koke (90’) y en los visitantes a Busquets (17’), Mascherano (91’) y Dani Alves (92’).

Incidencias: 55.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón. Terreno de juego en buenas condiciones. Partido de Champions League. Cuartos de Final. Vuelta.

Datos destacables
Lo mejor: Histórico Atlético
El equipo de Simeone demostró ser el bloque más fuerte de Europa superando la eliminatoria aun con las bajas de Costa y Arda.

Lo peor: Messi
Posiblemente el peor partido del argentino en años. Ni tocó la pelota. No generó ningún peligro. Para olvidar.

El dato: 40 años
Desde los años setenta el Atlético no alcanzaba unase semifinales de Copa de Europa. Bien merecidas.
Daniel Sanabria / Enviado al Vicente Calderón 

El Atlético salió tan convencido de su victoria que se lo creyó hasta el Barça. Hubo dos partidos. Uno duró quince minutos y el otro setenta y cinco. En el primero el Atlético pudo haber sentenciado y goleado. Fue trepidante, eléctrico. Hay jornadas de Liga en las que ocurren menos cosas. Empezó disparando Messi, desde fuera, por encima del larguero. Al instante Raúl García lo intentó de la misma manera. Quiso emular el gol de Diego Ribas en el Camp Nou. No lo logró por centímetros. 

Después, ocurrió todo muy deprisa. En una jugada con doble fondo Adrián remató al larguero y después el Atlético presionó. Aprovechó el rechace e insistió hasta que Koke remató solo en el segundo palo. No hubo tiempo para asimilar el gol. En la siguiente acción Pinto se lió como solo él sabe hacerlo y Adrian presionó hasta encoger los corazones de los 55.000 presentes. Estuvo a centésimas de marcar el segundo. 

El Barça trataba de respirar, pero no lo conseguía. Una presión en su pecho, llamada Gabi, le ahogaba una y otra vez. Así nació la cuarta ocasión clara del Atlético, en la que Villa se plantó solo ante Pinto para enviar el balón a la cruceta. El Barça estaba a punto de caer sobre el tatami, pero entonces encontró su oportunidad. Balón bombeado de Dani Alves que Messi remata junto al palo. Pudo haber cambiado el signo del partido, pero no lo hizo. Le tocaba golpear al Atlético, y siguió con sus duros ganchos de derecha. Ante el enésimo error de la zaga azulgrana, que coincidía siempre con un acierto de Koke, Villa se plantaba otra vez delante de Pinto y volvía a encontrarse con el travesaño. Era el tercer palo en doce minutos, y el punto final a la locura que fue el primer cuarto del encuetro. 

Después comenzó el partido que todo el mundo esperaba, con el Barcelona dominando el balón y el Atlético cerrado atrás y saliendo a la contra. Pero en el balance de daños de esa primera batalla el Barcelona no solo apuntaba un gol encajado, también una sensación de inferioridad que le lastró hasta el final. 

El siguiente capítulo fue el de la polémica. Primero cayó Adrián, empujado por Mascherano. Fue de esos penaltis que a veces se pitan y a veces no. Y Webb no es precisamente un árbitro que se complique la vida. Por eso tampoco pitó otro posible penalti sobre Cesc, tras chocar con Godín. 

Tras el descanso el partido solo tuvo una variable: el Barcelona atacando sin peligro y el Atlético defendiéndose con comodidad. Solo hubo una excepción, cuando un resbalón de Courtois al atajar un baló aéreo pudo haberse convertido en un accidente de trágicas consecuencias para el Atlético. Xavi no tuvo tiempo para aprovecharlo. 

En el Barcelona, Neymar fue el más incisivo, ante un Messi desaparecido y un Iniesta acosado permanentemente. Tampoco lograron crear peligro Pedro y Alexis, que salieron de revulsivos en el segundo tiempo. El Atlético parecía infranqueable, y no solo eso, también era el que generaba las ocasiones. A la contra, por supuesto. Pudo haber matado el encuentro mucho antes y haberse ahorrado sufrimiento. La tuvo Gabi en un mano a mano ante Pinto que no supo definir. No es su labor, y se notó. A los dos minutos era Villa el que encaraba la meta azulgrana, y caía derribado. Fue penalti, y Howard Webb no lo señaló. Daba igual. El Atleti generaba ocasiones a la contra una y otra vez. Y así, sin estar pendiente del reloj, pasaron los minutos. Incluso se podría decir que el Barça se dio por vencido antes del pitido final. En esos minutos del infarto Diego Ribas dio una lección de cómo matar lentamente un enfermo, en silencio, sin hacer ruido. Cebolla pudo coronar la noche con un último remate que despejó Pinto. 

Terminó el encuentro y en el Calderón nadie se acordó de Diego Costa. Ni siquiera de Arda Turan. El Cholo Simeone acaparó el protagonismo de una hinchada que se quedó quince minutos tras el pitido final a ovacionar a su equipo. Hacía más de cuarenta años que el Atlético no llegaba a semifinales de la Copa de Europa. En una noche histórica en el Manzanares, el Atlético no solo ganó al Barcelona. El Cholo también ganó al Tata Martino, y sobre todo, el corazón ganó al dinero.

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