Un 32% de las mujeres abandona los métodos anticonceptivos entre los 39 y los 49 años (edad en la que se considera que finaliza la edad fértil de la mujer), lo que las convierte en un grupo de alto riesgo de embarazo no deseado, e incluso se “observa un pequeño repunte en las interrupciones voluntarias del embarazo”, según ha puesto de manifiesto el doctor Manuel Sosa Marrero, que modera mañana la mesa redonda de ‘Anticoncepción en mujeres mayores de 40 años’ en el marco del 13 Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, que se está celebrando estos días en Bilbao. Por su parte, el doctor Iñaki Lete Lasa, que también participa en dicha sesión, apunta que este descenso en la utilización de métodos anticonceptivos se debe a la “idea errónea de que a partir de los 40 años las mujeres ya no pueden quedarse embarazadas”.
Las mujeres en este rango de edad ven reducida su fertilidad de forma importante, pero tienen posibilidad de gestación. Además, posiblemente, “comiencen con lo que se conoce como ‘transición temprana a la menopausia’, cambios en el ritmo de reglas y ciertas alteraciones en su calidad de vida”, agrega el doctor Sosa. Y es, precisamente para estos casos, donde se observa uno de los beneficios de la utilización de la terapia hormonal, “la reducción del sangrado menstrual o el control de algunos síntomas perimenopáusicos, además de su gran eficacia para evitar el embarazo”, agrega el doctor Lete.
“Siempre que sea factible, y no existan contraindicaciones, el uso de anticonceptivos hormonales en mujeres mayores de 40 años presenta más ventajas que inconvenientes”, agrega el doctor Lete, mientras que el doctor Sosa argumenta que la utilización de este tipo de terapias tienen beneficios añadidos, ya que puede ayudar a proteger frente a la osteoporosis, las enfermedades cardiovasculares o cánceres de ovario y endometrio.
En cualquier caso, matiza el doctor Sosa, el tipo de método anticonceptivo lo elegirá la mujer con asesoramiento de su ginecólogo “según su deseo y perspectiva”, siempre que no haya contraindicación. Así, pese a las ventajas apuntadas en los tratamientos hormonales, “en general hay un aumento de demanda de métodos de larga duración que no dependan de uso diario del método, como el DIU o los implantes”. Este tipo de métodos también tendrían beneficios adicionales, destaca: “El DIU puede ejercer como factor protector en el cáncer de cérvix”.
Por último, el doctor Sosa apunta que existe cierto miedo de las mujeres a que sus relaciones sexuales se vean condicionadas por la llegada de la menopausia, en parte por cambios que se producen y que afectan a su calidad de vida, como la sequedad vaginal. “Afortunadamente, tenemos medios para paliar todos estos problemas, y el ginecólogo debe ser un aliado constante y asertivo en estas edades para entender que cada vez hay que vivir esta etapa, ya no tan solo con normalidad, sino incluso como el que puede ser uno de los mejores momentos de la vida de la mujer”, concluye.
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