Los catafalcos falleros se hacen para ser destruidos por la acción del fuego purificador, que nos libera de la crítica realizada en ellos, haciendo renacer la nueva vida. Y eso se produce, a las puertas de la nueva estación primaveral, ya que la fiesta fallera, se adelanta al juego estacional como prólogo a la misma, anunciando que pronto llegará la estación más hermosa, en la que los sentimientos exaltan la belleza de la mujer, el auténtico centro de la fiesta y el pilar principal sobre el que se sostiene la Vida con mayúsculas, porque sin la presencia de la mujer y la consiguiente aportación masculina, el milagro vital no sería posible. El monumento, el más bello complemento de la fiesta, y sobre el que descansa, otro de los pilares festivos, es el conjunto de anhelos, ilusiones, esperanzas y trabajo de todo un año, en el que los falleros y falleras ponen toda la carne en el asador para que Valencia y toda su área metropolitana tenga la fiesta más grande del mundo. Por tanto, el monumento debe ser destruido por el fuego, para que la pira de las vanidades sea toda una realidad, ofreciéndonos un grandioso espectaculo donde la pirotecnia, la música, el color y el arte sean los principales protagonistas de la noche de san José, nuestro patrón y a quien se le dedican las fallas.
La izquierda catalanista que nos gobierna, esa a la que le encanta cambiarlo todo y hacer que lo que pertenece a la costumbre y tradición, se vea trastocado solo por el hecho de que un cierto virus, del que sabemos poco, nos contagie y nos comencemos a morir por la pandemia dichosa. Se han equivocado totalmente, porque trasladar la fiesta, es desvirtuarla, cambiarla, e incluso intentar hacerla desaparecer, ya que los valencianos no nos plegamos a los intentos catalanistas de los que ellos son tan defensores, en contra del sentir del pueblo, ya que se esconden bajo los símbolos, igual que hicieron los partidos del centro-derecha, creyendo que al pueblo se le puede engañar y tergiversar. ¿Por que no se prohibieron las manifestaciones de los chochos y tetas del 8 de marzo? Eso no se puede tocar, porque es patrimonio de los partidos de la izquierda catalanista y republicana. Ante eso, ¿que democracia hay en nuestra tierra?
Los valencianos no somos tontos. Estamos ya hartos de que nos manipulen a su antojo, que nos cambien nuestras costumbres y tradiciones, que nos vinculen a una realidad política, a la que somos totalmente ajenos. Valencia es Valencia, y no pertenece a ningún territorio artificial, que no tiene nada que ver con nosotros.
¿Me pueden decir que con las altas temperaturas del verano, vamos a poder vestir nuestra rica y calurosa indumentaria? A lo mejor inventan el bikini fallero o el despelote con banda o vete tu a saber que estupidez se les ocurrirá a las cabezas pensantes municipales, que son todo un alarde de lucidez trasnochada ya que solo gozan con cambiar el trazado de la ciudad, convirtiéndola en algo totalmente diferente al concepto urbanístico que siempre hemos tenido.
¿Han pensado el impacto económico que estamos sufriendo y sobre todo han previsto cuantos miles de puestos de trabajo se van a perder? Seguro que no. ¿Van a dar ayudas y ventajas fiscales a los pequeños y medianos empresarios autónomos que sostienen el tejido productivo de nuestra Ciudad? Preguntas que nos debemos hacer ante la destrucción de la gran fiesta valenciana.
El desprecio por la fiesta ha sido total. Nos quieren anular nuestras costumbres más hermosas. Y no van a poder con nosotros. Ni el centro derecha ni la izquierda catalanista, van a poder con la fuerza del pueblo valenciano. No podemos permitir que se nos someta, porque será el triunfo del oprobio, riéndose de todos nosotros como pueblo valenciano.
Salgamos a las calles y plazas, celebremos nuestra fiesta como se merece, no hagamos caso de las directrices agoreras que nos provocan risa, porque la fuerza del pueblo debe estar siempre por encima de las reglas que nos imponen. Seamos consecuentes, y pensemos que la Gran Fiesta fallera, está por encima de todos nosotros. No permitamos el sometimiento, estupido y programado por el catalanismo rampante, instalado en todos los órdenes y al que los valencianos debemos decir ¡basta!
No hagamos como las avestruces, que esconden sus cabezas en la tierra, cuando se les presenta una situación complicada. Seamos como las aguilas reales, volemos libremente, con la maestría que solo el pueblo valenciano sabe dar a los momentos complicados y remontemos el vuelo, como el ave fénix, de las cenizas, porque los catafalcos hay que quemarlos, ya que es la única forma de hacer renacer la fiesta fallera. Tengamos presente nuestro himno fallero:
Hi ha, una estoreta velleta, per a la falla de san Josep, el tio Pep … Pren del carrer la chicalla, replegant els trastos per a la falla … I manté la tradició, mentres es dú el compas de la cançó … Chiqueta meua, que del carrer eres l´ama. Per culpa teua tinc el cor ençes en flama …
Quememos lo malo, dejemos atrás todo lo negativo, incluyendo el dichoso coronavirus, prendamos la gran pira de las vanidades reales y ocultas, para que siga triunfando la Fiestas Más Grande del Mundo: las Fallas de Valencia. VALE.
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