Luego de más de un año de haber logrado uno de sus primordiales objetivos, la dimisión de un presidente fantasma incapaz de hablar, cumplimentar con otros jefes de estado e inclusive privado de poder aparecer ante su pueblo, las protestas en Argelia ni siquiera han tenido en cuenta al contubernio mediático-gubernamental cuyas consignas evidentes son paralizar con el miedo de la mayoría toda actitud contestataria a escala global.
Hoy 13 de marzo, decenas de miles de argelinos volvieron a ganar las calles gritando que no temen al coronavirus más que a su propio gobierno, desoyendo las recomendaciones que buscaban silenciar la disidencia popular cabalgando sobre una gripe con tufillo a manipulación orquestada por iluminados.
La plaza Grande Poste fue el epicentro de las protestas, sin que haya decaído el ánimo ni la afluencia de los manifestantes, que hicieron al coronavirus protagonista de la protesta, coreando estribillos como que “más tememos al gobierno que al coronavirus, vosotros sois una plaga peor”.
Según la internauta conocida como “La Pantera Argelina”, así como la gente y los pueblos son concientes que existe un mundo, también deberían ser conscientes que existe Argelia, un país donde el colonialismo sigue llevándose la parte del león de los opulentos recursos nacionales.
La multitud no decayó en su ánimo ni sintió temar alguna mientras por horas exigió la liberación de los detenidos políticos, como el militante Karim Tabbou, figura destacada del "Hirak" (movimiento de protestas), en las mazmorras de la anacrónica dictadura bajo la acusación de haber "atentado contra la unidad del territorio nacional"
El manifestante, a quien la dictadura intentó encarcelar por cuatro años, será finalmente liberado el próximo 26 de marzo tras purgar una pena de seis meses de prisión y una multa de 50.000 dinares (250 euros).
Aunque según el Comité Nacional para la Liberación de Detenidos (CNLD), varias decenas de manifestantes fueron arrestados hoy antes de iniciarse las protestas, la protesta lejos de decaer subió en número, desbordando toda posible represión de ciudadanos indignados con un cada vez más desprestigiado y debilitado gobierno que no encuentra la forma de contener los reclamos.
De acuerdo con la “Pantera Argelina”, aunque el régimen advirtió que no deberían aglomerarse personas, la furia ciudadana conspiró contra los deseos de los personeros de la tiranía, y con gran entusiasmo desbordaron las más importantes calles de la ciudad.
A pesar de que los represores del gobierno arrestaron a varias decenas de personas antes de iniciarse la marcha de protesta, no lograron atemorizar a la oposición que volvió a mostrarse tan vigorosa como un año atrás, cuando expulsó del poder a Bouteflika.
La Pantera argelina asegura que su pueblo sigue manteniendo encendida la llama de una revolución que no tiene muchas cabezas visibles, constituyendo así una pesadilla para el gobierno tiránico al que asiste un contubernio mediático –gubernamental de escala global, que ha sido calificado como manipulación por Noam Chomsky, desde los mismos Estados Unidos.
El mundo, entretanto, comprueba asombrado que Argelia existe mientras vuelve a escuchar la voz de los condenados de la tierra.
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