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Sobre la respuesta de Rosa María Molló a las ofensas religiosas

Volvamos a las fechas navideñas para rescatar algunos temas y tratar algunos puntos interesantes
María del Carmen Calderón Berrocal
jueves, 10 de abril de 2025, 08:36 h (CET)

La actuación de Rosa María Molló ha suscitado críticas por la respuesta de la Defensora de la Audiencia de TVE ante quejas por contenidos ofensivos. Diversos ciudadanos y entidades han expresado su descontento hacia Rosa María Molló, Defensora de la Audiencia de TVE, tras su reacción frente a las críticas por el contenido de las Campanadas de Fin de Año.


Durante la retransmisión, la audiencia denunció el uso de elementos relacionados con el Sagrado Corazón de Jesús en un contexto humorístico, lo que muchos consideraron ofensivo hacia los creyentes católicos.


Algunos espectadores han recordado que la Constitución Española establece que los poderes públicos deben respetar y considerar las creencias religiosas de la sociedad. En este sentido, se pidió que se revisara el programa y se sancionara a los responsables, calificando el incidente como una falta de sensibilidad.


Sin embargo, la respuesta de Molló no sólo desestimó las quejas, sino que defendió el programa, asegurando que no existió intención de ofender. Si hubo o no intento de ofender, en realidad, da igual, lo que ocurre es que SÍ ofendieron. Esto es como en temas judiciales que, en realidad, debería serlo, el desconocimiento no exime de la pena.


Cada cual tiene que asumir su responsabilidad, recordemos lo que hicieron los musulmanes en Francia porque se sintieron ofendidos. No vaya a ser que piensen que como en España los católicos no van a responder de esa forma, se les puede hacer de todo. Estamos en pleno siglo XXI, no en las cavernas. En el siglo XXI se respeta, en las cavernas era aquello de “salvese quien pueda”.


Recordemos el atentado en Francia como muestra de cómo NO deben ser las cosas


Los atentados en Francia relacionados con ofensas percibidas por sectores musulmanes hacia el Islam tuvieron gran repercusión global, con uno de los eventos más conocidos siendo el ataque a la revista satírica "Charlie Hebdo" en París, el 7 de enero de 2015.


"Charlie Hebdo", fundada en 1970, es una publicación conocida por su estilo provocador y sus caricaturas satíricas sobre temas políticos, sociales y religiosos. En varias ocasiones, la revista publicó caricaturas del profeta Mahoma, algo que muchos musulmanes consideraron ofensivo, ya que el Islam tradicionalmente prohíbe la representación visual del profeta.


El 7 de enero de 2015, dos hermanos, Said y Chérif Kouachi, irrumpieron en las oficinas de "Charlie Hebdo" en París, armados con rifles de asalto. Asesinaron a 12 personas, incluidos importantes caricaturistas como Stéphane Charbonnier (Charb), Jean Cabut (Cabu) y Georges Wolinski. El ataque fue reivindicado por la rama yemení de Al Qaeda, que acusó a la revista de blasfemia.


El atentado provocó una fuerte reacción internacional en defensa de la libertad de expresión y en condena al terrorismo. La frase "Je suis Charlie" (Yo soy Charlie) se convirtió en un símbolo de solidaridad con las víctimas y de apoyo al derecho a la libre expresión. Pero no se deja de reconocer el tono satírico de la revista y la ofensa hacia los musulmanes. El incidente puso de relieve las tensiones entre valores occidentales comola libertad de prensa y las sensibilidades religiosas en comunidades musulmanas.


Francia, con una de las comunidades musulmanas más grandes de Europa, ha enfrentado dificultades en la integración cultural y religiosa, con conflictos ocasionales en torno a la representación del Islam en el espacio público.


El ataque impulsó medidas de seguridad más estrictas en Francia y un debate sobre la vigilancia antiterrorista. Reavivó discusiones sobre el equilibrio entre la libertad de expresión y el respeto a las creencias religiosas. Desde entonces, la revista ha seguido publicando contenido satírico, mientras enfrenta amenazas y mantiene medidas de seguridad elevadas. Estos hechos han dejado una profunda huella en la relación entre la sociedad francesa, la libertad de prensa y el respeto por las diversas sensibilidades culturales y religiosas.


¿Hasta dónde llega la libertad de expresión de unos y el sentimiento de ofensa en los otros?


El límite está en que la libertad de uno termina donde empieza la del otro. Así aquello de que “no hagas a otro lo que no quieras para ti”, cobra más sentido que nunca. Tengamos en cuenta que libertad no es igual a libertinaje. La diferencia entre libertad y libertinaje radica en la relación que cada concepto tiene con la responsabilidad, los límites éticos y las normas sociales.


La libertad es la capacidad de una persona para actuar, pensar o hablar sin restricciones indebidas, siempre y cuando sus acciones no perjudiquen los derechos de los demás o vayan en contra de las normas establecidas para una convivencia justa. Implica responsabilidad, respeto a las leyes, derechos y libertades de otras personas; promueve el equilibrio entre el individuo y la sociedad, donde se expresan o se deben expresar las opiniones de manera respetuosa.


El libertinaje es el ejercicio desmedido o irresponsable de la libertad, sin respetar normas, principios éticos o derechos ajenos y se asocia con la ausencia de responsabilidad, el descuido de los límites sociales y legales, pudiendo causar perjuicios a otras personas o a la sociedad. No se puede insultar o difamar bajo el pretexto de libertad de expresión.


Principales Diferencias

Presentación1


La verdadera libertad requiere un equilibrio entre la autonomía personal y el respeto hacia los demás, mientras que el libertinaje, al ignorar esos límites, genera caos y conflicto social.


Un cargo cuestionado


Rosa María Molló, periodista catalana nombrada Defensora de la Audiencia por propuesta del Partido Socialista, asumió el cargo hace unos meses. Anteriormente, desempeñó funciones como vicepresidenta del Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC), donde también enfrentó denuncias por desestimar quejas relacionadas con contenidos ofensivos hacia símbolos cristianos. Parece que está de moda ofender. Pues hay que corregirlo. Va en beneficio de todos.


Molló respaldó programas como Està Passant y Polònia, que en su momento generaron polémica por burlarse de la Virgen del Rocío zafiamente. Esto ocurrió a pesar de que el CAC había adoptado en 2002 directrices para evitar ofensas hacia símbolos religiosos. En aquella ocasión no se ofendía un símbolo religioso, sino a una imagen sagrada, bendecida, coronada, una fe que comparten millones de personas y NO SE HIZO NADA. Las ofensas y el cachondeo quedó impune. ¡¡Qué vergüenza¡¡


En su nueva posición en TVE, Molló percibe un salario anual que ronda los 105.000 euros anuales, financiado con fondos públicos ya podía responder adecuadamente al sector de la población española que demanda su intervención porque es de justicia. Su postura y sus respuestas a los espectadores han generado críticas de quienes consideran que no cumple con su labor de defender a la audiencia, porque su pronunciamiento es que hay religiones que veneran animales.


Doble ignorancia, no se trata de adorar o no a animales, de lo que se trata es de que dos personas se han dedicado en un programa de máxima audiencia a burlarse de los católicos. ¿es que lo consideran progre?, ¿Es que se consideran así más progres o más socialcomunistas?, ¿es que recibían instrucciones de quienes los pusieron allí?..., desde luego los interrogantes brotan como una cascada.


Por otra parte, habla de “animales” como si ella no fuera uno. Hay gente que no sabe que pertenece al reino animal, muchos no son conscientes de que son animales y el alma no tiene ni sexo ni especie, solo usa un vehículo físico, que llamamos cuerpo, para moverse por este mundo.


"Religiones que veneran animales"


En su respuesta a las quejas por las Campanadas, Molló explicó que el uso de una imagen combinando elementos religiosos y humorísticos debía interpretarse como un recurso artístico y no como una burla. Eso si fuera arte, pero también es para dudar.


Argumentó que "en muchas religiones se veneran animales", mencionando casos históricos y culturas actuales como el hinduismo. Sí, sí, el hinduísmo, brahamanismo, etc.; y aunque no se adore ¿¡por qué se tiene que cuestionar que otros adoren?¡


Para los críticos, este razonamiento no sólo ignora el contexto cultural de España, donde el Sagrado Corazón tiene un profundo significado religioso, sino que también resulta insensible hacia los católicos que se sintieron agraviados. Y con razón, hemos de decir.


Libertad de expresión y límites


En su declaración, Molló afirmó que el programa debía entenderse dentro del marco de la libertad de expresión y creación artística, pilares de las sociedades democráticas.


Lamentamos comunicar que el programa era simplemente la celebración del Año Nuevo, ¿dónde está el arte, la creación artística, respetando el concepto de “arte” y “creación artística”?


La libertad de expresión no es libertinaje ni insultos, como ha quedado expuesto con anterioridad. La libertad de alguien termina donde empieza la de su próximo o prójimo, como se quiera expresar.


Muchos espectadores han argumentado que la libertad de expresión no debe utilizarse como excusa para ignorar el respeto hacia las creencias de un sector significativo de la población, el más significativo, por número y por historia. La Iglesia, tan criticada, ha aportado muchísimo a la civilización, a España y al mundo, el País sigue siendo mayoritariamente católico, pese a los esfuerzos de la izquierda radical para que esto deje de ser así.


La audiencia esperaba que la retransmisión de las Campanadas, un espacio tradicionalmente pensado para todos los públicos, mantuviera un tono inclusivo y respetuoso. Es lo lógico.


Precedentes y responsabilidad


La gestión de Molló ha sido cuestionada en ocasiones anteriores. En 2023, durante su etapa en el CAC, se desestimaron denuncias por contenidos ofensivos en Semana Santa. Este tipo de decisiones ha alimentado la percepción de que su actuación tiende a minimizar las ofensas hacia símbolos cristianos.


Frente a esta situación, organizaciones como Peticiones Católicas han iniciado campañas para recoger firmas y exigir un cambio en la gestión de estos casos.


Reflexión sobre el rol del Defensor de la Audiencia


El rol de un Defensor de la Audiencia implica actuar como puente entre los medios de comunicación y la sociedad, velando por el respeto hacia los valores y sensibilidades del público. Para muchos, las respuestas de Molló no sólo carecen de empatía, sino que incluso refuerzan el sentimiento de abandono por parte de las instituciones públicas.


Rosa María Molló debería rectificar y reconducir la situación porque su dilatada carrera y experiencia como periodista puede quedar manchada si no tiene un gesto que puede, para ella, ser muy sencillo; y, para los espectadores o la audiencia, sería algo que agradecerían. Cuesta poco un gesto de respeto y la condena de un error; y es mucho lo que se gana.


Que no critiquen su obesidad pero que la dejen ofender


Lo primero, sin duda, se vería como agravio, pero lo segundo, es algo sin importancia que no merece la menor corrección. Pues no. No todo vale. Eso debería saberlo esta muchacha que se hace llamar Lalachus. Esto es el rasero del “ancho del embudo”, según apunta el refranero o dicho popular, para uno el lado ancho y para todos los demás, el estrecho. Si no está con los católicos, no tiene por qué ir contra ellos. La democracia es eso: respeto.


La errónea actuación ha provocado la convocatoria de firmas exigiendo compensación al agravio. Parece que todo está inmerso en una letanía que circula en redes y que no deja de tener su trasfondo de verdad:


“Hablar de Begoña Gómez es fango. / Hablar del novio de Ayuso es libertad de expresión.

Insultar a Pedro Sánchez es odio. /Insultar al Rey es libertad de expresión.

Criticar al Islam es islamofobia. / Criticar a los cristianos es libertad de expresión.

Protestar contra el gobierno es golpismo./ Protestar contra la oposición es democracia.

Quemar una bandera de España es libertad de expresión. / Quemar otra bandera es delito de odio.

Destruir tus tradiciones es progreso (según las que sean, claro). / Defenderlas es ultraderecha (según las que sean, claro).

Tener dinero y ser de izquierdas es compromiso social. / Tener dinero y ser de derechas es codicia y explotación.

Que una mujer denuncie a un hombre es empoderamiento. / Que un hombre denuncie a una mujer es violencia estructural.

Cuestionar la inmigración es racismo. / Cuestionar el patriotismo es pensamiento crítico”.


Se trata de ver claro, con nuestros ojos, pensar claro, con nuestra cabeza, no asumir ideas impuestas que se van colando tanto subliminalmente como a raudales. Parece que la mayoría no advierte ciertas cosas y vive como preso entre redes, las de lo socialcomunista y políticamente correcto, mientras esa red, esa trampa, lo va alienando hasta el punto de no reaccionar, no razonar, en un nihilismo social sin precedentes.

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