El sistema inmunitario, lo que comúnmente llamamos nuestras defensas, está integrado por una vasta red de células, tejidos y órganos que funcionan en equipo para defendernos de los gérmenes. La misión del sistema inmunitario, su verdadera razón de ser, no es otra que reconocer a estos agentes invasores, evitar que entren en nuestro organismo y, si ya están dentro, plantarles cara hasta deshacerse de ellos.
Los gérmenes más comunes que atacan nuestro organismo son los virus, las bacterias, los hongos y los protozoos.
Cuando nuestro sistema inmunitario no funciona bien, lo que popularmente denominados defensas bajas, no es capaz de repeler con la misma intensidad los ataques de estos microorganismos y somos mucho más proclives a enfermar.
Son muchos los factores que pueden debilitar nuestro sistema inmunológico. Patologías autoinmunes, el envejecimiento, los cambios de estación… Existen algunas señales que nos puede alertar de su mal funcionamiento. La sensación de fatiga y cansancio persistente, los dolores musculares sin causa, las infecciones recurrentes, las alergias, los resfriados y las heridas que tardan en cicatrizar pueden avisarnos de que algo no funciona correctamente con nuestro sistema de defensas.
No siempre está en nuestra mano luchar contra los factores que atacan nuestro sistema inmunológico, pero sí que tenemos un margen para actuar.
Por eso es tan importante seguir los siguientes consejos:
Cuida tu dieta Una alimentación equilibrada con frutas y verduras ricas en vitamica C es el mejor aliado de tu sistema inmunológico. Recuerda también que complementos nutricionales que tengan entre sus componentes vitamina C liposomada, vitamina B6, jalea real, propóleo, calostro, reishi y shiitake se emplean frecuentemente para poner a punto tus defensas.
Duerme bien Un sueño reparador de entre 7 y 8 horas diarias te permitirá recuperar las energías perdidas durante el día.
Extrema tu higiene personal Resulta primordial lavarse las manos con frecuencia y a conciencia para evitar que microorganismos como virus o bacterias penetren en nuestro organismo.
Evita el estrés y la ansiedad Las situaciones de estrés llevan a nuestro organismo a acumular toxinas que debilitan nuestro sistema inmune. Es importante que aprendamos a manejar herramientas que nos permitan controlar y atajar el estrés.
Practica ejercicio físico La actividad física produce, en el momento de realizarla, una disminución de las defensas; que, sin embargo, se incrementan después por un efecto de sobrecompensación.
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