Vivimos tiempos de incertidumbre, de una crisis global, pandemica que sin entender de ricos y pobres , de primer o tercer mundo ha sido capaz de igualar ante la incertidumbre y el miedo al mañana a una sociedad global, ese que mirándose hoy frente al espejo de la realidad actual ha visto que el mundo ha cambiado. Un planeta en donde las democracias tendrán que entender hoy más si cabe que formamos todos parte de una misma especie la humana que ha sido advertida de manera clara sobre la necesidad de profundos cambios. Transformaciones en los modelos productivos y de desarrollo económico, de relación con el medioambiente y la naturaleza, de necesidad de entender que la solidaridad y la colaboración mutua serán pautas de acción fundamentales en un tiempo de retos y desafíos en los que no será posible dejar en vagones de segunda o tercera a una parte de la humanidad.
Pero frente a este baño de humildad al que nos enfrenta el Covid19 , destaca también la aparición del aprovechamiento , de la maldad y la inquina de unos pocos que al albur de un mundo globalizado e intercomunicado ven en las redes sociales la fuente perfecta de propagación del miedo, del enfrentamiento, la mentira y el engaño. Y todo ello, con diferentes objetivos, desde el burdo aprovechamiento mercantil al preocupante intento cada vez mayor de resquebrajamiento de los valores de la propia democracia. Surge así, impulsado tal vez por quienes no creen en las libertades y en la necesaria defensa de las instituciones hoy más si cabe en momentos de crisis, el intento de llevar a cabo el descrito de gobiernos y líderes políticos, de instituciones y personas fundamentales para la buena marcha de un mundo que hoy necesita tener certezas frente a la desolación y esperanzas frente a los miedos.
Así, hoy la comunicación, la digitalización de nuestros sistemas o la interrelación social que las redes y la tecnología móvil nos han aportado como elementos revolucionarios herramientas para acercarnos aún desde la lejanía, pero al mismo tiempo han servido como instrumentos al servicio de la maldad, del terrorismo de la falsedad ese que es capaz de erosionar a la propia democracia. Y es que, hoy la sociedad en su conjunto vive en la rapidez de la asimilación de la información, esa que no se contrasta y sobre la que se da visos de certeza por el simple hecho de remitirse en una cadena de mensajes de whastapp sin analizar el origen, la fuente o la intencionalidad del mensaje. No existe, la cultura de las generaciones de antaño, esa en la que el periodismo conformada la opinión pública desde el rigor y la certeza desde la objetividad y la responsabilidad democrática.
Por ello, hoy se muestra fundamental e imprescindible la intervención sobre las denominadas Fake News, noticias falsas que hoy ocupan e incluso arrinconan la verdad y el rigor periodístico necesario en estos tiempos. Debemos así, como sociedad impulsar por un lado la educación en los ámbitos de la enseñanza que sirva para formar a los/as ciudadanos/as del futuro en la identificación de la falsedad informativa que trasladan las Fake News. Formación que también debería impulsarse a través de los medios de comunicación nacionales y de las instituciones para enseñar a la ciudadanía en su conjunto la realidad y el daño que causan estas falsedades informativas. Acciones ambas que deberían además venir acompañadas del rigor coactivo del estado, a través de un endurecimiento de las penas para quienes creen, compartan y difundan noticias falsas a través de sus redes o dispositivos, máxime cuando estas vienen a atacar directamente a las instituciones, gobiernos, empresas o personas . No por menos, hoy vivimos en la era de una posverdad que requiere de la acción permanente de los poderes públicos y de la sociedad en su conjunto para algo tan fundamental como mantener nuestras propias libertades y nuestras democracias.
Josu Gómez Barrutia
Fundador de Diario de Empresa
Profesor de Relaciones Internacionales UEMC
Embajador en España Think Tank The Future Society
Seleccionado por el Instituto Choiseul en el Ranking de 25 líderes económicos de futuro
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