¿Por qué añadir un serum a la rutina? Estos elixires de belleza alcanzan objetivos aún más ambiciosos que los de las cremas, y consiguen que el volátil concepto conocido como ‘invertir en productos de cuidado facial’ se traduzca en resultados visibles en menos tiempo.
1. Fórmulas ligeras altamente concentradas Las refrescantes fórmulas sin grasas ni aceites de los serums incluyen una alta cantidad de principios activos en forma de minúsculas moléculas. Así, la piel los absorbe e integra rápido y con eficacia, alcanzando capas profundas de la piel y ejerciendo como auténticos ‘agentes de cambio’.
2. Aplicación sencilla y que ‘cunde’ Al absorberse tan rápido, la rutina se hace más ágil. Lo ideal es usarlo de día y de noche, pero si sólo te vas a centrar en un momento, que sea antes de acostarte. Puedes usar el serum sobre la piel limpia, sin necesidad de aplicar una crema a continuación, para estimular el ciclo de renovación celular. Además, bastan 2 o 3 gotas para cubrir las necesidades de rostro y cuello, con lo que tu suero te durará mucho tiempo.
3. Versatilidad y eficacia a prueba de impacientes Su misión no es hidratar, sino servir a necesidades como potenciar la luminosidad, mitigar las señales de estrés en la piel, tratar el envejecimiento prematuro o combatir el acné. Hay un serum prácticamente para cada situación, lo que te permite personalizar tu rutina al máximo. Además, los serums preparan la piel para el tratamiento posterior, potenciando su efecto.
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