Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Polítca

La caricia en la cara que regaló la corrupción política

De una anciana en la mejilla de su marido
José Luis Heras Celemín
miércoles, 29 de octubre de 2014, 07:56 h (CET)
Ayer lunes, por la mañana, fui a cortarme el pelo a la peluquería de siempre. El ambiente y las conversaciones de allí también eran las de siempre. Algo de fútbol, con la victoria del Real Madrid frente al Barcelona y el regalo arbitral al Atlético de Madrid frente al Getafe. Y la actualidad política, ayer cargada con los tintes corruptos del mo-mento: La “Operación Púnica”, de policía y de pánico, con las detenciones de Paco Granados, del Presidente de la Diputación de León, algunos políticos y media docena de alcaldes.

- ¡No hay pan para tanto chorizo! – soltó el chascarrillo un hombre joven, al que el peluquero le recortaba una melena greñuda y canalla.

En esas estábamos, cuando en la peluquería entró el señor José, un viejecillo que, jubilado, pasa por el local y ayuda, o hace como que ayuda, pasando un cepillo con el que limpia el suelo de pelos; y que le permite salir de casa, hacer como que hace algo, y mezclarse con la vida de la calle y del barrio.

- ¿Fue usted ayer?- le preguntó el peluquero.

- Claro.- contestó agobiado.

- ¿Cómo está ella?

- Igual, aunque esta vez sí que me conoció. Sí, esta vez me conoció. No habla, por el alzhéimer del alemán, pero me conoció. El alzhéimer me la ha llevado. Casi. Le ha llevado el habla, y el sentido, y todo… Me la ha llevado. Pero ayer me conoció.

- Vaya.- contestó el peluquero.

Y la conversación común, de todos, sobre fútbol y corrupciones políticas, cesó y dejó paso a la realidad humana del señor José. No fue necesario nada. El alzhéimer lle-nó la peluquería y en la mente de todos, en silencio, apareció la evidencia humana de una anciana enferma.

- Sí me conoció.- siguió el hombre – Le llevé unos caramelos, como hago los domingos cuando voy a verla. Son los de café con leche que le gustan. Le enseñé uno, me sonrió, se lo pelé y se lo metí en la boca. Ella me cogió la cabeza y me acarició la cara con la mano. Estaba llorando. Lloraba. Por eso sé que me conoció. Lloraba.

En la peluquería seguimos en silencio, escuchando el grito sordo, humano y de amor, de un hombre viejo.

Hasta que el de la melena greñuda y canalla, ya con el pelo cortado, se levantó y pagó. Antes de salir, dejó el periódico sobre una mesilla, junto al perchero vacío, como el que deja las cosas secundarias (de política y deportes). Antes de salir, puso una mano en el hombro del viejo. Su comentario, compacto, no sonó a despedida.

- Para llenar la semana, recuerde que ella ayer le acarició la cara con la mano.

- Sí.

Aceptó el hombre, que buscaba unos pelos debajo de uno de los sillones.

Con el rabillo del ojo, vi la mano vuelta del señor José, que pasaba por la cara y limpiaba una mezcla de lágrimas, sudor y mocos: Maravillosos y humanos mocos de viejo.

El periódico siguió abandonado en la mesilla, con unas noticias que parecían importantes y ya no interesaban.

Nadie lo cogió.

Noticias relacionadas

Europa se muere, ya está agonizando, esperando defunción y funeral. Mi intención como columnista, no es alarmar, es reconocer y asumir la verdad. Por ejemplo, hace un siglo Venezuela estaba entre los países más ricos y hoy la realidad es muy diferente. En la actualidad países como Lituania, en 10 años, ya ha alcanzado el nivel de España.

El centro educativo es un microcosmos que refleja, en alguna medida, la sociedad en que vivimos. Al margen de la práctica que en ella se desarrolla, en algunas ocasiones, las actitudes inadecuadas o disruptivas, protagonizadas por los alumnos, que pueden considerarse cosas de niños, dependiendo de la gravedad de las mismas, reproducen actitudes que vemos también fuera de las aulas, fruto, tal vez del desconcierto actual de la sociedad.

El tema de la regulación emocional y el control de las emociones está de actualidad también en el siglo XXI, al igual que en el anterior. Vivimos en la realidad social del espectáculo y la diversión. Algunos pensadores como es el caso de Mariana Alessandri hablan de una sociedad enferma que solo quiere la alegría vital sin sombras y sin ningún dolor, sufrimiento o problemas, algo absolutamente imposible. Solo se quiere el sol, pero no la sombra.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto