El Reino Unido ha sido el primer país del mundo en tener a un jefe de gobierno infectado con el COVID-19. Además de Boris Johnson este virus lo han llegado a contraer Matt Hancock, su actual Secretario de Estado (Ministro) de Salud, Chris Whitty, el oficial jefe médico de Inglaterra, y el Príncipe Carlos, Jefe de Estado en la espera de 33 países y territorios en todos los 8 continentes.
La última noticia que ha dado la prensa británica es que ahora es Carry Simonds, la novia embarazada de Johnson, también ha contraído el coronavirus. Esto implica que el bebé que estaba por nacer en pocas semanas en la residencia oficial del primer ministro, igualmente podría estar contagiado.
La noticia es muy triste. Carry celebró el 17 de marzo su 32avo cumpleaños y como regalo ha recibido la revelación que su futuro esposo y bebé, además de ella, han ido contrayendo este mal que ya ha contaminado a más de un millón de personas en todo el mundo.
No es usual que una nueva criatura nazca en el número 10 de la calle Downing, y el que esperan Carry y Boris va a ser el primero que está por tener un mandatario en el planeta en poder estar infectado.
La tragedia de la pareja oficial del 10 de Downing Street es una consecuencia de las medidas tan tardías y limitadas que adoptó el actual gobierno para hacer frente a la pandemia. Inicialmente el actual primer ministro manejaba la tesis de lograr la “inmunidad en el rebaño”, lo que implicaba creer que los contagiados podrían generar anticuerpos colectivos. Sin embargo, este planteo ha quedado desmitificado por la realidad.
El Reino Unido fue uno de los últimos países europeos en cerrar escuelas, restaurantes y bares. Aún hoy las calles, pese a no tener mucha gente, tienen una mayoría de personas que andan sin máscaras, mientras que otras salen a correr o montar bicicleta.
El resultado es que en este Estado ya se ha sobrepasado el número de los 40,000 contagiados y de los 4,000 muertos por COVID-19. Esto último implica la mitad de los contaminados que ha tenido China y más que los muertos que tuvo el gigante asiático que fue el inicial epicentro de la plaga. La población británica es unas 20 veces menor que la china. La tasa de mortalidad británica por paciente de COVID-19 es una de las más altas del mundo: 10% de fallecidos por cada infectado.
Londres se ha convertido en el mayor caldo de cultivo de dicho virus. Si bien en esta urbe solo viven 1 de cada 12 británicos, ésta contiene a 1 de cada 4 contagiados.
Y, dentro de ésta, los distritos con mayor tasa de infección son Brent y Barnet en el norte y Lambeth y Southwark en el sur. En todos éstos ya se acerca o ya se supera la estrepitosa cantidad de 500 contaminados por coronavirus por cada habitante, un promedio mucho más grave que el que hoy tienen EE.UU. Italia o España a nivel nacional.
En Brent, que ha sido el primer distrito en superar la cifra de 700 contaminados por COVID 19, está el Pequeño Brasil y la mayor concentración de brasileños de las islas británicas. En Barnet está el mayor barrio judío, etnia muy castigada por esta plaga. En Southwark está el Barrio Latino de Elephant and Castle (llamado así porque allí antes se suponía estaba la Infanta de Castilla). En Lambeth hay numerosos hispanos pero allí está el Pequeño Portugal, la capital de una comunidad de más de un tercio de millón de lusófonos.
La tragedia que hoy viene experimentando el primer ministro con toda su nueva familia es una que bien puede llegar a tocar a la mayor parte de los hogares de los 66 millones de hogares del Reino Unido.
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