Casi no hay persona que haya sido internada en un hospital británico y que no haya visto a algún enfermero, enfermera o paramédico que no tenga en su solapa un membrete con un nombre o un apellido de origen hispánico. Gran parte de ellos integran el contingente de no menos de 18,000 filipinos quienes son, junto con los indios, la mayor nacionalidad no británica en laborar en el Servicio Nacional de Salud (NHS).
Se estima que hay entre 130,000 a 200,000 filipinos en UK. De allí que uno entre cada siete o diez de ellos trabajan en los hospitales combatiendo al virus asesino. Ninguna otra etnia en estas islas tiene un porcentaje tan alto en el sector salud, ni siquiera la mayoritaria compuesta por bancos británicos.
Hoy nuestros hermanos filipinos son hoy una de las etnias más azotadas por el coronavirus en Reino Unido (UK). Según una nota del diario inglés The Guardian unos 23 filipinos residentes en UK han perecido debido al COVID-19. La mayoría de ellos laboran en el NHS o son familiares de ellos. Esto implica que uno de cada mil filipinos del sector salud ha muerto por dedicarse a salvar vidas.
En una lista publicada por el diario The Guardian de todos los trabajadores del NHS que han muerto por el COVID-19 al menos dos terceras partes son gente de etnias distintas a la mayoritaria y al menos un quinto de ellos son filipinos.
Los filipinos tienen una extensa relación con Iberoamérica. Su república es la única del mundo nombrada en honor a un rey castellano (Felipe II). Los españoles llegaron a dicho archipiélago en 1521, antes que conquistaran a los imperios azteca o inca. Sin embargo, los nativos malayos de dichas islas mataron al representante de la corona, Fernando de Magallanes, suerte que no la tuvieron ni Hernán Cortés ni Francisco Pizarro.
Los españoles se quedaron en las Filipinas entre 8 a 9 décadas después que sus colonias de la América continental declararon sus respectivas independencias. Durante 4 siglos ese archipiélago fue unificado y moldeado por los españoles quienes lo transformaron en el país más católico y cristiano del Viejo Mundo. La mayor parte de dicho tiempo Filipinas fue administrada desde la ciudad de México, y aún hoy en el léxico filipino hay muchas palabras de origen amerindio e ibérico.
En 1898 los EEUU libraron una guerra contra España que resultó en que Madrid perdiese sus posesiones en el Pacífico y en el Caribe. Los movimientos pro-independencia que formularon sus proclamas soberanistas en español desde Filipinas hasta Cuba y Puerto Rico fueron suprimidos por los ocupantes norteamericanos. Filipinas luego sería la única gran nación de raíces hispánicas en ser ocupada por los japoneses durante la II Guerra Mundial.
Cuando acabó dicho conflicto, en 1946 los estadounidenses concedieron en su día nacional del 4 de julio un tratado para darle la independencia a esta nueva república.
Filipinas consta hoy de 7,641 islas y sobrepasa ya los 100 millones de habitantes. La mayoría de ellos designa a los días, los meses y a sus propios nombres o apellidos con palabras españolas, aunque este idioma he perdido mucho peso tras la dominación norteamericana. El embajador filipino en Londres, S.E. Antonio Manuel Lagdameo aún sigue hablando tan bien el castellano como si esta fuese su lengua materna.
Los filipinos y los iberoamericanos han hecho que más del 20% del personal de salud extranjero en UK tenga nombres o apellidos ibéricos. Ambas comunidades han participado de numerosos eventos demandando derechos a los inmigrantes, así como en diversos festivales culturales.
Extendemos nuestras condolencias y simpatías a esta comunidad, la misma que se merece la admiración de toda UK.
Nos aunamos a los pedidos de que se bauticen con los nombres de los trabajadores filipinos del NHS muertos a varios hospitales, centros médicos o unidades de salud en toda UK, y a que todos los trabajadores inmigrantes de salud se les dé el derecho indefinido de permanencia y no solamente la extensión del visado por un año más. Gente que tanto se arriesga por defender la vida de los británicos merece ser recompensada
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