FICOD reúne en Madrid en cada una de sus ediciones a profesionales, emprendedores, inversores y estudiantes del audiovisual, la comunicación, los videojuegos y otros ámbitos de los productos digitales. FICOD2014 ha convocado seminarios de transmedia, periodismo online o música, ha orientado sobre la búsqueda de financiación o talento y ha permitido presentar un escogido grupo de proyectos con el fin de apoyar la innovación. El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, fue el encargado de inaugurar esta última edición el martes 2 de diciembre.
Entre los seminarios de la jornada inaugural destacó el dedicado a Retos jurídicos y de negocio de la comercialización internacional de proyectos de animación. Moderado por Teresa González Ercoreca, abogada de Telefónica, dejó las opiniones de Mario Sol, director de Sol Muntañola Abogados, Isabel Espuelas, responsable de TICs y Contenidos Digitales del ICEX, Ángel Molinero, managing director de Anima Kitchent y gerente de la federación de productores de animación Diboos, Eduardo Garagorri, jefe de Marketing de Famosa, y Mabel Klimt, directora de Mauer&Klimt Abogados.
“Lo importante es tener la cadena de derechos bien protegidos”
Uno de los puntos sobresalientes de la exposición de Mario Sol fue la defensa de los derechos de los distintos creadores en el sector de la animación. Las características de este tipo de producción audiovisual son específicas, y no siempre se encuentran recogidas en el marco legal existente: como la figura del dibujante, un perfil distinto al de animador pero que, con la ley en la mano, no puede hacer gala de la calidad de autor que sí poseen el guionista, el director o el compositor musical. En este sentido resaltó que debe conocerse en qué consiste la aportación de cada interviniente en una obra de animación, proteger dicho aporte y documentar todo este proceso de negociación.
“El problema de la competitividad es debido a lo estratégico que consideran este sector en otros países, lo que no ocurre en España”
Ángel Molinero defendió, en la línea que es habitual en la federación Diboos, la necesidad (casi la obligatoriedad) de que la administración establezca medidas que respalden el sector de la animación. “Francia, Canadá y Alemania poseen sistemas de protección”. Estos sistemas no tienen porqué ser subvenciones económicas, y en este sentido valoró las acciones que lleva a cabo el ICEX (Instituto Español de Comercio Exterior), representado en el seminario por Isabel Espuelas.
También consideró positivos, aunque no suficientes, los pasos que se han dado, como la ampliación al 20% de desgravación sobre el primer millón de euros de una producción, o la admisión de que los costes de producción de los proyectos plurianuales (un largometraje de media emplea 25 meses de producción) se valoren en su totalidad, no sólo los costes de los primeros 12 meses.
“Los jugueteros han pasado a ser coproductores”
Ángel Molinero adelantó que la animación ya trabaja de la mano de los videojuegos y de los juguetes, idea que confirmó y desarrolló Eduardo Garagorri. El representante de Famosa explicó que el modelo ha cambiado en los últimos años. El desarrollo de productos infantiles del sector audiovisual y el sector juguetero corrían en paralelo, pero no convergían. En cambio ahora las empresas jugueteras han asumido parte de responsabilidad de los proyectos desde su mismo origen, interviniendo en facetas creativas (como el diseño de personajes) y, sobre todo, en la financiación, siendo coproductores.
“El modelo de explotación de la animación es diferente al del resto del cine”
Mabel Klimt recordó que, a diferencia de otros productos cinematográficos, la animación infantil posee la virtud de obtener ingresos fundamentalmente de las licencias, por lo que la piratería no es perjudicial: antes bien, puede llegar a ser considerada un beneficio. Ángel Molinero precisó que a la animación le interesa que su producto sea lo más visto posible por cualquier medio a su alcance, puesto que necesita el engagement del niño con el contenido y poder obtener ingresos a través de los productos licenciados. Al respecto añadió que los derechos vendidos a las cadenas de televisión en distintos países financian aproximadamente sólo el 50% de la producción de la animación, por lo que se ve obligada a buscar otras fuentes.
Como dijo Isabel Espuelas, la animación es una de las industrias en las que es obligatoria la internacionalización, pero también un sector en el cual las alianzas son siempre un win-win («ganamos todos»).
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