Naciones Unidas ha alertado este lunes del "grave impacto" que la crisis sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19 está teniendo en la población indígena, que no sólo tienen que hacer frente a los problemas de salud y marginalidad, sino también a los intentos por militarizar sus comunidades con el pretexto de hacer frente a la enfermedad.
El nuevo relator especial de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, José Francisco Calí Tzay, ha explicado que son cada vez más los informes que recibe acerca de la situación de estas comunidades durante la pandemia y le preocupa "profundamente", ha dicho, "ver que no siempre se trata de cuestiones de salud".
Calí Tzay ha denunciado el problema que supone para muchas de estas comunidades la imposición de los estados de emergencia por parte de los gobiernos, ya que "exacerban la marginación", llegando incluso al extremo de poder ocasionar una posible "militarización de sus territorios y otros atropellos de sus derechos".
El nuevo relator de la ONU ha denunciado que el principal problema al que se enfrentan estas comunidades es a la falta de libertad de expresión, de libre asociación y a la continua invasión por parte de la empresas explotadoras de los recursos naturales, todo ello auspiciado por las autoridades y en medio del avance del coronavirus.
Calí Tzay ha expuesto que ante la actual situación, muchos gobiernos han suspendido las consultas que se iban a celebrar en las comunidades indígenas sobre la entrada y la construcción de megaproyectos agroindustriales, mineros, presas y otras infraestructuras que les afectan directamente, para centrar sus esfuerzos en los desafíos que implica tener que hacer frente a la pandemia de la COVID-19.
No obstante, Calí Tzay ha explicado que los pueblos indígenas son más vulnerables a la pandemia si pierden sus tierras y sus hogares, pues quedan a merced del hambre y a la pobreza, "además de que se limita su acceso al agua potable y al saneamiento y se les excluye de los servicios de salud".
En ese sentido, el relator de Naciones Unidas ha observado que sólo aquellas comunidades que han mantenido su autonomía han logrado hacer frente de mejor manera a la pandemia, ya que son sus autoridades quienes gestionan sus tierras, territorios y recursos, "garantizando así la seguridad alimentaria mediante cultivos tradicionales".
En su comunicado, ha pedido a los gobiernos que apoyen a sus pueblos indígenas y permitan su autogestión de la crisis, sin olvidar incluirles "en las iniciativas nacionales", pues es obligación de los estados, ha dicho, darles información sobre la pandemia en sus propios idiomas y "garantizarles el acceso a los servicios médicos que sean apropiados según sus culturas".
Calí Tzay ha concluido su texto apelando a un mundo en colectividad, donde lo individual quede relegado ante las demandas de la mayoría y en el que "se construyan sociedades inclusivas que respeten y protejan a todos".
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