Cada día, el 72% de las personas LGBT+ (lesbiana, gay, bisexual y trans) vuelve al armario en su trabajo, ya sean empresas u otras organizaciones. Y lo hacen, entre otros motivos, para evitar chistes, comentarios negativos, burlas o insultos, así como para impedir que su condición sexual o identidad de género frustre ascensos o subidas salariales o para no perder directamente el empleo. Mientras las personas heterosexuales hablan con espontaneidad de sus parejas y familias, las personas LGBT+ enfrentan lo que se denomina homofobia liberal, que pretende reducir la diversidad sexual y de género a la estricta esfera de lo privado.
Así se desprende de la investigación realizada en el marco del Proyecto Europeo Avanzando en la gestión de la diversidad LGBT en el sector público y privado (ADIM), que ha sido coordinado desde el Ministerio de Igualdad de España junto a la Comisión para la Ciudadanía y la Igualdad de Género de Portugal y a la Universidad Complutense de Madrid.
En el proyecto, financiado por la Unión Europea, han participado 16 empresas y 8 universidades públicas de España y Portugal. Constituye, además, una de las mayores muestras a nivel mundial sobre las experiencias de este colectivo en el ambiente laboral. En concreto, ha consistido en un diagnóstico interno de las políticas de diversidad e inclusión dirigidas a personas LGBT+ y en la elaboración de un cuestionario administrado a 53.667 empleados, respondido por 8.557, de los que 1.147 eran personas LGBT+.
Del total de las personas LGBT+ que oculta su orientación sexual en el trabajo, un 26% no es visible con ningún compañero, otro 26% solo es visible con alguno y un 20% con la mayoría. Es llamativo, además, que solo el 55% del colectivo LGBT+ que tienen hijos se siente cómodo hablando de ellos. Un dato alarmante si se tiene en cuenta la difícil gestión de imprevistos que surgen con los menores, como enfermedades, accidentes, cuestiones escolares sobrevenidas y acontecimientos similares. Además, el 15% de las personas LGTB+ ha evitado alguna vez eventos o espacios corporativos. .
En general, las personas LGTB+ rehúyen hablar en el trabajo de temas tan relevantes como su vida social, sus aficiones, sus afectos y sus familias. La investigación incide en que esta situación imposibilita un desarrollo personal en libertad y perjudica el desarrollo profesional, pues además de no poder disfrutar de ciertos derechos laborales, las personas LGBT+ enfrentan más dificultades para poder comprometerse con la empresa y realizarse profesionalmente.
Por ello, el Proyecto ADIM propone acciones concretas que pueden llevar a cabo las empresas e instituciones para promover un ambiente laboral inclusivo para las personas LGBT+ y, específicamente, para las mujeres lesbianas y bisexuales y las personas trans. No en vano, el Proyecto ADIM muestra que las empresas que trabajan la diversidad sexual potencian la creatividad y la innovación, aseguran el bienestar de las personas que trabajan en ellas y garantizan su mayor implicación. También señala que estas situaciones discriminatorias pasan muchas veces desapercibidas entre empleados no LGTB+.
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