Con motivo de la pandemia de coronavirus, patrones bien documentados de fertilidad durante epidemias, desastres y guerras pasadas sugieren una disminución global de la fertilidad, de acuerdo con un cauteloso estudio temprano sobre las posibles implicancias del coronavirus para la fertilidad del demógrafo Lyman Stone. Pero los efectos de la pandemia sobre la fertilidad están lejos de ser claros y variarán según el país.
Un plan de respuesta de emergencia al coronavirus de la ONU, dado a conocer por agencias de la ONU, con un costo de $2 mil millones, se hace eco de las preocupaciones de la industria abortiva: incluye la “salud sexual y reproductiva” como una “prioridad estratégica” y la enumera entre los “productos esenciales” cuyo transporte debiese estar garantizado durante la emergencia por el coronavirus.
La Federación Internacional Planned Parenthood lanzó un llamado de emergencia por el coronavirus para recaudar fondos para la Asociación China de Planificación Familiar, que implementa las políticas de control de población de China. La agencia de población de la ONU, UNFPA, también lanzó una campaña para recaudar$67,5 millones para ser gastados en dos meses.
El instituto Guttmacher, entretanto, está advirtiendo sobre la disrupción en la cadena de aprovisionamiento global de anticonceptivos y píldoras abortivas.
En los EE. UU., la presidente de la Cámara, Nancy Pelosi, intentó, según informes, proponer una alternativa al estímulo de $2 billones del Senado que no incluya la bipartidista enmienda Hyde, una ley de los EE. UU. que impide el financiamiento federal de abortos a nivel doméstico excepto en casos en que un niño es concebido por violación o llevar el embarazo a término pondría en peligro la vida de la madre. Según informes, intentó hacer lo mismo en marzo.
Algunos grupos abortistas están pidiendo a los estados dispensar de los períodos de espera y citas de seguimiento requeridos para los abortos, porque dicen que el traslado adicional expone a las madres al nuevo coronavirus.
Arguyen, también, que las restricciones al movimiento en áreas duramente afectadas por la pandemia están haciendo más difícil para las madres obtener un aborto, por lo cual debiese autorizarse el aborto mediante telemedicina —una controvertida práctica, promovida por la Organización Mundial de la Salud, que podría poner en riesgo a las madres.
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