Establecer lazos a través de las letras permite transitar con fortaleza los días aciagos, porque se experimentan las bondades de la otredad y los terrenos de la individualidad potenciada usando una vía común: el lenguaje.
En medio del confinamiento voluntario como medida de contención ante el Covid-19, he participado en diversos proyectos literarios.
En todos ellos, y al menos para la mayoría de los participantes, han quedado claras varias experiencias que emergen después de marcar camino con el andar.
Tal vez, la principal sea la fraternidad que se construye en torno a la literatura.
En cada obra literaria -cuando se asume como arte-, nos prodigamos y frecuentemente nos vaciamos para seguir construyéndonos.
Cada pieza literaria es vida, es lapso que necesita probarse para comprenderse, pues paradójicamente las palabras son insuficientes para transmitir esta experiencia lo más prístino posible.
Quienes lo han experimentado no necesitan mayor ampliación.
Lo saben.
Lo sabemos.
Eso nos une.
Somos en el otro y el otro es en uno.
Interconexiones experimentadas en lo más íntimo de nuestra mente y de nuestro corazón.
Proceso que al ser común nos identifica en medio de la multitud.
Nos vuelve cómplices.
Nos hermana.
Curso invisible que los antiguos llamarían alquímico, porque transmuta y escapa de lo vulgar.
Además, porque el cambio es la constante.
El sentimiento de separación queda superado para ver con claridad que todo está conectado.
Todos estamos conectados.
Es ahí, justo ahí, donde la generosidad nos despoja de la venda que nos ciega y clarifica el encierro en que hemos vivido víctimas de fatuo egoísmo.
Sí, las letras nos unen en la dificultad, pero también en la alegría, en los tiempos de paz y de bonanza.
Las letras son vehículo de unión y a veces necesitamos pasar por dificultades para darnos cuenta de ello.
Las letras son opción cierta ante la depresión, el estrés, la angustia y las preocupaciones que agobian en situaciones como la que estamos viviendo.
Todo esto es real y lo saben muy bien quienes esculpen y pintan con las palabras, quienes van más allá de su empleo práctico y utilitario.
Las letras son una vía no confesional para salir avante.
Las letras nos unen en la dificultad.
|