Decía Dostotoyevski, en su novela “El idiota”, que la belleza salvará al mundo. Que la belleza es imprescindible para una vida llena de sentido y significado profundos, esta realidad se nos muestra con evidencia al repasar la vida de Ennio Morricone, fallecido el pasado mes en Roma a los 91 años de edad.
Considerado con justicia uno de los mejores compositores de todos los tiempos, en lo que a música para el cine se refiere, deja un legado enorme en las melodías inolvidables de películas como “El bueno, el feo y el malo”, “Novecento”, “Cinema paradiso” o “La Misión”, la historia que cuenta la labor que llevaron a cabo los misioneros jesuitas en algunos lugares de Hispanoamérica, durante el siglo XVIII.
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