En su novela que lleva el título de Invisible, Auster vuelve a hacer presencia palpable de, una vez más, el mejor Paul Auster que como creador de sí mismo ve la luz en versión española, Y una vez más el lector atento que sigue su obra conseguirá ampliar la lectura para de nuevo preguntarse: ¿Dónde termina la ficción del contenido literario y empieza lo biográfico? Quienes somos asiduos lectores del autor norteamericano nos llega pronto la respuesta sin sorpresas o esfuerzos. Para aquellos que por la fortuna del azar se acercan por primera a su obra, se verán obligados preguntarse a sí mismos. Y en justo espacio aparecerá la incógnita de ¿cómo terminaran estas historias?, pues la intriga de sus finales suele dejar suspendida la creencia de que nunca encontrarán la meta del final creativo por el que deambulan cogidas de la mano ficción y realidad.
Lo que más suele atrapar al lector de la narrativa de Auster es la constante del azar, esas historias dentro de otras historias por las que transitan desviviéndose los protagonistas. Semejando algo así como una persecución entre ellos mismos que va creando unos peculiares laberintos todos enlazándose entre sí. A veces de forma muy casual, sencilla, a manera de un sorpresivo encuentro a la vuelta de una esquina que puede terminar en adioses. En otras ocasiones narrativas provocando sensaciones extrañas, sospechosas, partiendo de la presencia de la aventura que les va diseñando el laberinto del ser y no ser de su existencia.
En Invisible -traducción de Benito Gómez Ibáñez-, el descollante protagonista que lleva la batuta es un joven poeta de origen judío. Corre el año 1967 cuando Adam Walker, estudiante, opositor de la guerra de Vietnam, se considera un apasionado de la rima hasta vivir poseído de una enorme impaciencia por sentirse creador de escritura valiosa cargada de mensaje. En este estado de gracia es cuando conoce una noche de fiesta estudiantil a una pareja francesa. Un tanto sofisticada y atrayente que, tras el breve contacto verbal que mantienen, le resulta extraña por las ofertas literarias y la seducción que ella muestra, oculta tras una aparente indolencia muy femenina y sensual, con la que dejarse caer hacia el joven y soñador poeta. Cifrando sinuosas y ligeras insinuaciones que su atractiva figura parece ofertar a modo de desafío íntimo.
El creído poeta convencido de que el ofrecimiento de tan sustancioso pastel literario que le incita a asumir la responsabilidad como director de una revista literaria financiada por este profesor francés. Aunque esta pueda resultar un tanto sospechosa, presiente que algo extraño debe haber detrás de tal liberalismo y desparpajo cultural aparentemente contestatario. Por lo que considera que en verdad todo esto no puede ser un proyecto que vaya más allá del simple juego. Posiblemente se ocultan intereses manejados por distintos personajes e intenciones. Sin embargo resulta difícil para quien vive internamente apegado a una pasión literaria, distanciarse de la atractiva y seductora oportunidad de lograr disfrutar de tan absorbente mujer de cuerpo palpitante e insinuadas muestras de deseos nada despreciativos. Y aquí es donde se mece la incógnita de quién puede ser el cazador cazado.
Misterios e intrigas. Original y tensa novela negra. Erotismo a veces desesperante, dentro de la vorágine donde el lector llega a plantearse cuáles son las realidades, los sueños y apetencias, el sentido de culpabilidad por un asesinato, la desesperación que lleva acercarse a la posible aclaración de tantas dudas tras conocer a este misterioso personaje y su inquietante compañera, junto a la súbita desaparición del sospechoso y turbador personaje.
Aquí comienza la necesidad de procurar encontrar respuesta al imperioso deseo de disponer de una razón clara en la que vaciar de su interior esa posible e innecesaria culpabilidad. Pues él no ha hecho nada, solamente dejarse llevar por sueños y pasiones. Lo propio de una juventud con ganas de vivir y experimentar nuevas sacudidas. De manera que el lector se sentirá transportado desde América a Europa en un enigmático paseo. Un París lleno de tramas y misterios en el que se suceden de nuevo los encuentros y los problemas irán poniendo al descubierto un mundo en absoluto ajeno a la conspiración e intriga política. Pulso constante jugando entre el tiempo y el azar, la literatura y la historia más reciente interpretada por estos complejos personajes reales, prisioneros en el fondo y la forma de las propias circunstancias históricas que se han creado. En una sociedad que ha sufrido la caída del Muro de Berlín, la eliminación de un poder para empezar a doblegarse a otro mucho más inmenso rebosante de avaricia triunfadora al no tener enemigo en el horizonte ni temor a que surja un nuevo competidor de ideología diferente y agresiva. Y con este Gran hermano de la riqueza absoluta, que se crece y crece sobre su triunfo, los personajes irán naufragando, mientras los eternos ganadores no se molestan en ocultar que los perversos son ellos mismos en la creencia de que la avaricia nunca romperá su saco.
Narración bien construida que nos traslada de nuevo a La trilogía de Nueva York y la oportunidad de volver a pasear por Brooklyn Follies. Es decir la mejor y más sentimental geografía de Auster, en la que busca la recuperación de aquello que considera como suyo propio.Pero que como norma literaria ofrece al lector la propiedad sentimentalmente íntima que, una vez más, lo eleva a la categoría de gran maestro. Esa que con algunas de sus recientes novelas se había tambaleado, aunque sin perder maestría en el arte de saber narrar y crear costumbre literaria de calidad.
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