El lipstick index es un concepto acuñado a principios de los 2000 por Estée Lauder para definir un curioso efecto: en épocas de crisis económica acentuada, las ventas de pintalabios aumentan. La razón es sencilla: el pintalabios es un cosmético relativamente barato, y su compra resulta un capricho asequible que la mayoría de consumidores puede permitirse a pesar de estar atravesando un bache económico.
En España ya hemos comenzado a ver esta tendencia. Aunque de marzo a junio la demanda de barras de labios se desplomó hasta un 76 %, coincidiendo con el período de confinamiento completo, los datos analizados por idealo.es muestran que a partir de julio la demanda ha ido subiendo progresivamente hasta alcanzar un aumento del 234,54 % en septiembre (en comparación con febrero, el último mes prepandemia).
Tras este espectacular crecimiento podemos encontrar varios motivos. Por un lado, el aumento del interés en las barras de labios permanentes y semipermanentes, que permiten seguir llevando este cosmético sin riesgo de que se manche la mascarilla y la cara con su uso. También la vuelta a la oficina ha servido como excusa a muchas españolas para estrenar color de labios tras muchos meses trabajando en casa. Finalmente, la necesidad emocional de sentirse mejor, no solo estéticamente, sino como respuesta al actual ambiente de pesimismo.
“Pese a que debido al uso de la mascarilla la lógica nos indicaba que la demanda de pintalabios debería haber seguido cayendo, lo cierto es que desde los meses de verano hemos ido viendo un sustancial aumento en la demanda, ya sea por la necesidad de darnos un capricho asequible o porque ya nos hemos acostumbrado a las mascarillas y hemos encontrado maneras de no mancharnos con el pintalabios”, comenta Adrián Amorín, country manager de idealo.es. “El efecto lipstick index viene siendo estudiado desde hace tiempo y es otro indicador que demuestra que el clima económico impacta de manera clara en el comportamiento de compra de los consumidores”.
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