Al cabo de más de tres años de hostilidades, esta semana se anunció desde Arabia Saudita que la paz se vislumbra en Ucrania, a pesar de mostrarse esquiva la solución militar que llevó a una costosa guerra que involucró a decenas de países, en un reconocimiento explícito de lo que se buscó negar desde el principio: el status de Rusia como potencia mundial.
Todo parece indicar que la proclamada intención de derrotar a Rusia en los campos de batalla, ha resultado una frustrada expresión de deseos en esta guerra en la que, como pocas, se vieron los hilos movidos desde centros de poder muy alejados de Kiev.
Ya hace casi un siglo, durante la guerra del Chaco, un pensador pacifista advirtió que no hay victoria posible cuando un país pelea una guerra con armas importadas.
Menos aún la victoria es posible si los intereses que determinaron el choque armada provienen de centros de poder lejanos que no se hacen responsables de la criatura y le niegan acceso a la OTAN y a la Unión Europea, pues lógicamente, solo están para pelear su guerra.
Está claro que los instigadores de la conflagración harán todo lo posible por presentar el momentáneo epílogo de esta guerra como un final “sin vencedores ni vencidos”, en el que los verdaderos autores del estallido serán ahora presentados como los campeones de la paz.
Aunque muchos creen que esta guerra cumplió apenas tres años, sus antecedentes pueden rastrearse al menos hasta el 19 de febrero de 1954, cuando el Presidium del Soviet Supremo de la Unión Soviética emitió un decreto por el que se transfirió la región de Crimea de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia a la República Socialista Soviética de Ucrania.
El entonces líder de la U.R.S.S Nikita Kruschev, que era ucraniano, justificó la transferencia asociándola a la conmemoración del 300 aniversario de la adhesión de Ucrania a Rusia. Aquel acontecimiento, paradojicamente , casi fue ignorado por completo por la prensa internacional.
En el año 2014, la anexión del mismo territorio por Putin se hizo acreedora de titulares en letras tamaño catástrofe en casi todo el mundo.
El 27 de junio de 2015, finalmente, la Oficina del Fiscal General de la Federación de Rusia evaluó la legitimidad de la transferencia de Crimea de 1954 y declaró que la transferencia violaba la Constitución Rusia.
Lo que siguió fue una andanada de sanciones contra Rusia intentando, sin éxito, menoscabar su envergadura en el concierto internacional. La derrota de esas campañas hoy está a la vista de todos.
Solo resta aguardar que el cese del fuego por un mes, sea sucedido por uno definitivo, y no suceda lo mismo que en diciembre de 1933 aconteció en la guerra del Chaco, cuando un armisticio de la misma duración y propuesto por el mismo departamento de estado, solo sirvió para el rearme del colapsado ejército boliviano, y la prolongación de la guerra por dos años más.LAW
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