Va a hacer un año desde que la covid19 llegó a España. Hace tiempo que somos centro de atención de Europa como consecuencia de la nefasta gestión desde el Ministerio de Sanidad y el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Los irresponsables de esta gestión ni siquiera han sabido contabilizar a miles de muertos y han sido los tribunales quienes han puesto el número negro sobre blanco. Con el Ébola llamaron asesino a Mariano Rajoy y le acusaron de ‘segar’ la vida de un perro, sin tener nada que ver. ¿Habría que calificar como tales a quienes han cercenado 85.000 vidas por negligencia? Si por algo han destacado nefastos personajes como Illa y Simón, sin olvidarnos de Pedro Sánchez, ha sido por su ineficacia, ineficiencia y caótica gestión.
Estaban tan desconcertados y desnortados que llegaron a decirnos que sólo afectaría a España “en un par de casos o tres”. No hay duda de que la posición de fuera de juego y la ineptitud de Fernando Simón han sido los escudos sociales en los que se ha parapetado el incauto presidente del Gobierno. En más de una ocasión, Simón ha pretendido dárselas de intelectual y eso en España siempre estará de más porque como decía Javier Sádaba: “Los intelectuales siempre están allí donde hay un canapé”.
Miles de memes inundan las redes sociales. En ellas se pone a Sánchez como el tonto de turno y a Simón en el papel del patito feo, pero gracioso y risueño. Un personaje capaz de reírse en comparecencias donde se habla de miles de muertos y de hacer tétricos chistes en los momentos más crudos e inoportunos. Sin duda, de haber sido contemporáneo de Cristo, Fernando Simón hubiera acabado en el Gólgota. En la antigua Grecia, y dentro de la cultura de Esparta, se arrojaba desde el monte Taigeto a los niños que tenían dificultades para desarrollarse; pues Simón, sin ser niño ni tener problemas de desarrollo, se ha hecho acreedor de ser arrojado desde un ficticio y Taigeto, por sus mentiras, su inmadurez, sus mofas permanentes y su cobardía de no plantar cara al ocioso Illa, al plagiador Sánchez y al ‘trampas’ Iván Redondo.
De todos es sabido que el director del Centro de Coordinación de Alertas ha sido la cara y el reflejo de la desastrosa gestión del coronavirus en España. Cada previsión tomada por él hay que catalogarla de errónea. El tiempo ha demostrado su insensatez y desconocimiento, si bien todos países se han movido en un terreno nunca antes conocido. Desde mi punto de vista, todo el tiempo que pase al frente del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias es un tiempo perdido y una mofa a la ciudadanía. Su protagonismo en chistes y memes dice mucho de cuanto aquí expongo.
Hace dos semanas exigí al presidente del Gobierno que cesará a Simón ante tanta ineficacia, pero su incompetencia y torpeza ha hecho que ni siquiera se dignara a dar contestación. Es evidente que la imbecilidad ataruga a patanes y a portadores de esa servidumbre. Tanto Fernando Simón, como Salvador Illa o Pedro Sánchez no pueden ser felices dada su demostrada ineficacia y ya se sabe que, en palabras de H. Heine “No hay hombre más infeliz que aquel para quien la indecisión se ha hecho costumbre”.
En fin, el tal Simón menospreció al virus antes de llegar a España con una inusual ignorancia; menospreció el uso de las entonces inexistentes mascarillas y ahora menosprecia la cepa británica… ¿Cuál será lo siguiente si sigue desempeñando el mismo papel que hasta ahora? La mala gestión del Gobierno ha costado vidas y ese es un precio que nadie se puede permitir. Sorprende la irresponsabilidad de quienes le mantienen dando la cara, pero tal vez sea simple cobardía gubernamental para parapetarse tras él y tras el plasma.
He llegado a la conclusión de que, Pedro ‘Plagio’ Sánchez, ha confundido a Fernando Simón con un ‘perro’ y sabe que no llegará a morderlo: “Recogéis a un perro que anda muerto de hambre, lo engordáis y no os morderá. Esa es la diferencia más notable que hay entre un perro y un hombre”, repetía Mark Twain.
Menos mal que Salvador Illa se nos va a Cataluña, pero me temo que Simón seguirá ahí sirviendo al ‘señorito’ Sánchez y cubriéndole las espaldas. Ni Illa, ni Sánchez ni Simón alcanzaron a ver la tercera ola cuando ya estamos en el inicio de la cuarta. Sea como fuere, nadie ha tomado la sabia decisión de nombrar a alguien competente en el lugar de ‘Fernandito’. No recuerdo quién era el que decía que, cuando se elige para algo al menos apto, quienes lo han elegido o votado se sienten bien representados. Mucho me temo que Fernando Simón seguirá justificando su merecido cadalso.
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