El Centro Cultural Bancaja ha arrancado este martes su programación expositiva de 2015 con una muestra que refleja la "atracción" que el pintor malagueño Pablo Picasso sintió por la televisión en los años 60, cuando ya tenía más de 80 años y el aparato de televisión entró en su residencia del sur de Francia, donde vivía retirado junto a su mujer.
Más de un centenar de piezas que repasan los vínculos entre los programas y las emisiones que veía a través de la pequeña pantalla y las obras que pintó en la etapa final de su vida. 'Picaso y la TV' presenta 99 grabados procedentes en su mayoría de la Suite 347 de Picasso, aunque incluye también obra procedente de la Suite 60, perteneciente en ambos casos a la colección de la Fundación Bancaja.
La exposición, que podrá visitarse hasta el 14 de junio, se completa con un óleo cedido por el museo Artium de Álava, dos fotografías de Roberto Otero pertenecientes al Museo Picasso Málaga, así como fragmentos de cuatro audiovisuales con imágenes de la televisión francesa que veía Picasso en aquella época y que han sido cedidas por el Institut National de l'Audiovisual (INA). Entre ellas, una entrevista al propio Picasso de 1966, en la que admite que en la televisión encuentra "cosas magníficas y cosas espantosas".
'Picasso y la TV' llega al Centro Cultural Bancaja tras su paso por el Museo Picasso de Málaga y el Kunstmuseum Pablo Picasso Münster, ambos co-organizadores de la muestra junto a la Fundación Bancaja. El presidente de esta última, Rafael Alcón, y el director del museo malagueño, José Labrero, han sido los encargados de presentarla en ausencia de su comisaria, la responsable de Bellas Artes del Museo de Arte e Historia de Ginebra, Laurence Madeline, que no ha podido asistir al acto.
La televisión se incorporó al universo de Picasso a principios de los 60, cuando su mujer Jacqueline Roque compró una para entretenerse durante las horas que su marido trabajaba en su estudio. El aparato se instaló primero en su residencia de La Californie y después en la de Notre-Dame-de-Vie. Los programas de lucha libre, los noticieros que cubrían las protestas de mayo del 68, la retransmisión de espectáculos circenses y las películas clásicas son algunas de las emisiones que interesaron a Picasso y que se pueden descubrir en su producción artística de la época.
"EL MITO SE HUMANIZA"
"A esa edad --el pintor-- vuelve a sus orígenes españoles, le vuelven a interesar las historias de aventuras" y "se permite pintar de una manera muy suelta, un 'malpintar' de alguien que sabe pintar demasiado"", ha apuntado Labrero, al tiempo que ha destacado que con estas piezas "se humaniza el mito artístico".
Esta influencia supone en la obra de Picasso el resurgir del grabado y algunos cambios en su trabajo como el encuadre, la narración o el movimiento. Temas como el circo y los luchadores que Picasso ve en los programas televisivos vuelven en algunas de las escenas de la Suite 347 y de la Suite 60. Además, aparecen personajes como 'el piel roja', un producto de la industria televisiva y del mundo de Hollywood, o el presidente francés Charles de Gaulle caricaturizado, que coincide con las protestas de Mayo del 68 y su emisión televisiva.
La televisión alimenta la mirada "voyeour" que caracterizaba al artista que encuentra en la pequeña pantalla los elementos que siempre había amado en su vida y en su obra: gente y humanidad. De este modo, temas y ambientes populares se convierten en asuntos principales en sus obras.
La penetración de una cultura popular a través de la televisión crea un universo en movimiento que impactó fuertemente a los primeros espectadores. Este universo entra también en las historias que Picasso crea en esos años, compartiendo lugar con Velázquez, la mitología clásica, El Greco, el Papa o Manet.
Picasso revive una parte de su juventud a través de la pequeña pantalla: el boxeo, el circo, España, el amor, la carnalidad, la pasión, los hombres y mujeres, la política, la actualidad, etc. La Suite 347 es reflejo de ese retorno a la juventud y de la influencia de la televisión, que actúa como una cura rejuvenecedora reviviendo para el artista sensaciones y placeres de antaño.
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