Entumecidos por los reveses cotidianos de duros contenidos, toleramos el reino de
la vulgaridad, en un continuismo rayano en la locura. Los registros impuestos por los
agentes externos chocan de frente con los ritmos de las personas; constituyen una
obligación portadora de pocas justificaciones, puesto que no lo son los caprichos de
algunos. La grandeza catalana de Jordi Pujol, ya hemos visto en que radicaba. Es un
ejemplo del sinsentido impositivo, El CARACOL tiene derecho a sus características
peculiares, a no seguir el ritmo de la centella, sobre todo si la tal centella es un vulgar
ladrón adicto a la corrupción más asquerosa a costa de sus semejantes.
Encontré una flor
En medio del secarral.
Resiste el amor.
Alienta los ánimos el hallazgo de brotes afectuosos entre tanta sequedad ambiental,
en ple deterioro de los afectos. Cuando la frialdad ocupa las transacciones, operativas
hasta extremos aniquiladores de cara a los menos afortunados, etre disgregaciones
familiares, con relaciones esporádicas. Como contraste, también encontramos
alguna rosa, menciono aquí a los amorosos cuidadores de familiares con Alzheimer;
precisamente en sus circunstancias de una sensibilidad compensatoria en fuga, por
desintegración de las conexiones cerebrales. Del vacío frío y calculador emergen
aromas de grandeza.
Abrumados
Bajo tristes penurias.
La estrella vuelve.
Por mucho que nos hablen de ciclos, económicos, biológicos, climáticos, culturales...;
no sé a que es debido, pero referimos sobre todo la circulación por la parte baja,
saturada de insatisfacciones, con los tropezones correspondientes. Luego olvidamos
los malos ratos, repasamos un pasado en el que predomina lo bueno, silenciando
los malos recuerdos. El peso de la actualidad parece dejarnos cegados, sin salidas
gratificantes; tampoco ayudan los sucesivos engaños padecidos. El retorno de las
estrellas con el mensaje de su luz nos indica el camino de la renovación, con nuevos
impulsos, buscadores de mejores empeños.
Contracorriente
Acumulo desdichas...,
Esperanzado.
Desde el punto de partida de la realidad, el corcel de la esperanza no elude las
circunstancias de cada momento, las asume. La evasión de los sueños o la simple
expresión sentimental, nos detendrían en un limbo de inactividad. Tampoco se
compra la esperanza, ni se vende, ni se regala. Es una vivencia personal reñida con
la pasividad exclusivamente receptora. Por el contrario, requiere el esfuerzo de la
imaginación implicada en la mejoría general, con razones, decisiones y actuaciones.
En esa labor de verdaderos cultivadores surge la CONFIANZA necesaria, pero de tan
maltratada, apenas la vislumbramos. Sin esa versión emprendedora, surgirán pocas
actividades ilusionantes en los ríspidos ámbitos que habitamos.
Hablo sin rodeos,
Entre sombras y llantos.
Sonría, por amor.
El humor juega un papel preponderante en las relaciones humanas, abre los
corazones, revitaliza, al tiempo que suaviza las tensiones. Bien diferente es el caso
de quienes utilizan el humor en actitudes agresivas, sin el menor respeto hacia otras
sensibilidades libres, eso también conviene decirlo alto. Mal nos irán las cosas con el
predominio de la crispación, el malhumor y el humor desbocado rayano en la burla;
son malas artes de cara a la convivencia. La suma de miserias e inconvenientes
será mejor combatida entre todos, por medio de la recuperación de la SONRISA
franca...por amor, al menos unas gotas. No vayamos a caer en la sonrisa hipócrita
falseadora, de rasgos irónicos.
Todo es invierno,
Papeles crudos.
Bella fantasía.
La bruma persistente nos agobia. La claridad parece un fenómeno de otros tiempos.
Los razonamientos no parecen eficaces para una salida digna desde los horizontes
sombríos que nos ofrecen. Existe también una pretensión perversa, no declarada
abiertamente, de que los ambientes turbios constituyen la realidad sin atenuantes;
les vendría de perlas el silenciamiento de las discrepancias, para continuar con sus
maquinaciones. Refuerzan la importancia de nuestra IMAGINACIÓN para sobrepasar
este estado, exponiendo las capacidades propias al infinito de los recursos mentales
y físicos, en una apertura de miras comprensiva, creativa y gozosa, laboriosa y
fascinante.
Sonó el reclamo
Entre la barahúnda.
¿Quién vive ahí?
En medio de las situaciones confusas echamos de menos a las personas resolutivas.
¿No había nadie con un mínimo sentido orientativo? ¿Es posible que se hay llegado
a esto? Aunque exista gente sensata, abundan los comportamientos liosos en los que
la sensatez está desaparecida. Es sabido, una parte crucial de la maldad radica en el
silencio de la gente buena. ¿podremos continuar calificandoles de buenos? Los grados
de complicidad, por más que estén encubiertos, empañan gran número de trayectorias
personales y corrompen muchas de las estructuras sociales. Si hay alguien razonable
ahí, ¡Qué salga! ¡Que de la cara!
Vemos el mejor
Laberinto bosquejado.
La línea recta.
La complejidad es el sino de los tiempos actuales, en su nombre nos conducen a
través de maniobras intrincadas; pero tremendamente avasalladoras, ocupados en
ellas, apenas podemos pensar en otra cosa. Nos succionan hasta las complejas
estructuras, sin permitirnos formar parte de ellas. Manejos económicos, ensamblajes
políticos, movidas populistas, grupos en torno a creencias insospechadas, consumos
programados, culturas cerradas; en una larga lista de núcleos de atracción, que nos
engullen sin remedio. Precisamente entonces, descubrimos que la línea recta de
cuanto deseamos organizar por nuestra parte no es nada sencilla; es otro laberinto
fascinante, el de la propia vida intransferible.
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