En las últimas semanas, con el aumento de contagios en la tercera ola de COVID-19 y tras la prohibición del uso de mascarillas de tela en varios países europeos, se ha abierto un debate entorno a qué mascarillas son las más efectivas frente a la COVID-19. Las mascarillas FFP2 y FFP3 tienen unas mejores prestaciones, pero no todos los modelos alcanzan el grado más alto de protección. Dräger, empresa líder en tecnología médica y de seguridad destinada a proteger y salvar vidas, explica las claves para elegir la mejor mascarilla FFP2 y FFP3. Certificación y homologación
Las mascarillas FFP2 y FFP3 son consideradas Equipos de Protección Individual (EPI) y, por lo tanto, están reguladas por la normativa europea UNE-EN-149 y su fabricación está sujeta a un estricto proceso de fabricación, con su consiguiente certificación y homologación para garantizar la máxima protección posible frente a partículas y aerosoles.
Por eso, a la hora de adquirir una mascarilla de este tipo hay que fijarse en que cuenta con la certificación CE de la Unión Europea. Por su parte, el modelo KN95 es el equivalente asiático a las FFP2 y no supera los exámenes tan exhaustivos antes de salir al mercado ya que son homologadas directamente por el propio fabricante y no por laboratorios externos autorizados para tal efecto. Por eso, y aunque todavía se encuentran en circulación, desde enero de 2021, la comercialización de las mascarillas KN95 está prohibida en Europa, ya que estas mascarillas no cumplen con los requisitos mínimos establecidos con la certificación CE.
"La fabricación de mascarillas FFP2 y FFP3 requiere de un alto componente tecnológico, hay mucho trabajo detrás de ellas. Por ello, existen un número limitado de fabricantes capaces de desarrollarlas con todas las garantías. En Dräger llevamos décadas aplicando nuestra teconología a este tipo de mascarillas“, apunta el Managing Director de Dräger en Iberia, Dionisio Martínez de Velasco.
Mejor ajuste al rostro Otro aspecto a tener muy en cuenta a la hora de elegir mascarilla es garantizar que tenga un ajuste óptimo al rostro. Es habitual que muchas mascarillas del mercado no se ajusten correctamente a las facciones de la cara, dejando huecos por los que pueden entrar aerosoles portadores de COVID-19. Para evitar esto, y gracias a sus décadas de experiencia, las mascarillas producidas por Dräger se sujetan firmemente tras la nuca y no en las orejas y, además, cuentan con un flexible ajuste nasal que permite adaptarlas al rostro.
Así, las mascarillas Dräger logran una sujección más firme y sin fugas. Estos dos factores, unidos a la calidad de los materiales utilizados, sometidos a los más altos estándares, y a su capacidad de filtrado de partículas, hacen de estos modelos de mascarillas unos EPIs más seguros para la protección en todos los lugares, también en espacios interiores como oficinas o transportes públicos.
"La utilidad de las mascarillas FFP2 y FFP3 se establece para aquellos entornos donde la exposición al virus, a partículas y aerosoles es directa, y como ejemplo destaca el personal sanitario", señala Martínez de Velasco.
|