Puede ser, que lo que se está gestando en España sea, ni más ni menos, que la aceptación de una “Rendición”, que tenga en cuenta la inviolabilidad de las bancadas de los partidos que claudiquen. Es decir el “pan nuestro de cada día”.
El pueblo no se rinde, porque no le dan ni voz ni voto. El pueblo no se rinde porque ya se han encargado de doblegar su voluntad a base de hacerle pasar miserias. El pueblo no se rinde porque las oligarquías elitistas o disfrazadas de “reyezuelos pancistas”, les ha “sodomizado” sin anestesia, instalando el miedo como pandemia.
Contemplar cómo la esencia de ciertas ideologías de Centro Derecha va diluyéndose, hasta desaparecer, en el organigrama orquestado por una izquierda elitista con un ejército, mezcolanza de un variopinto mapa genético cultural:
Los simplones, que piensan que la historia es mentirosa cuando dice que la “izquierda populista” siempre ha creado pobres. Los del pasamontaña, vividores subvencionados para no trabajar, con tal que arruinen las calles y la convivencia.
Los escaladores que han dedicado su adolescencia y su juventud en buzonear panfletos propagandísticos, a la espera de ser compensados con trabajos públicos fijos, si obedecen.
Los de “intellectus brevis”, con conocimientos “ad hoc”, para trabajos específicos de la bancada pagada
Las cabezas de los Partidos, antes llamados democráticos, de Centro Derecha y Liberales van vendiendo “sus propios orígenes” y a “sus padrinos”, con tal de salvar su pellejo y recolocarse, simplemente, como voceros “consentidos”.
La cobardía de alguno de esos dirigentes, en taburetes televisivos, “ronda” la secesión, “ronda” el golpismo, “ronda” la kale borroka, “ronda” la mentira permanente, el odio a la lengua común, a la bandera, a las instituciones… “ronda”, con un suave discurso que parece castigar pero dando el abrazo comprensivo.
Al final, aquellos mismos, que aplaudimos en mítines de convivencia centrista, nos están queriendo llevar una RENDICIÓN de CONVENIENCIA, para ellos.
El pueblo, espero, sabrá observar y señalar, con ese dedo fatídico de la verdad, a todos los aprovechados traidores de su propia ideología.
¡Que cada cual ponga los nombres!
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