Otra vez vuelven las ‘femiociosas’ a la calle. Lo hacen tras 100.000 muertos por abandono entre las cuentas oficiales y las oficiosas. Da igual que haya pandemia. Parece como si no fuera con ellas. Son de dura mollera y complejos varios. Quienes asisten a las manifestaciones no representan a las mujeres: se representan a sí mismas, con su fuerte carga de intrincados complejos y frustraciones. Decía Napoleón que, si fallaba la mujer, había que recurrir a la diplomacia y viceversa.
Todos hemos entendido que es de irresponsables organizar la manifestación del 8M; sin duda acudirán las menos cuerdas, las más frustradas, las más ociosas y quienes reciben la mamandurria gubernamental. Se nota que no han entendido nada de nada. Y lo digo desde el respeto y el convencimiento. Pero si hasta los niños entendieron que no podía haber cabalgata, los sevillanos asintieron cuando se demostró que era preciso suspender la Feria de Abril y los navarros ni siquiera protestaron porque San Fermín les dejaba descansar en 2020: ahí tienen tres elegantes muestras de responsabilidad y convivencia. ¿Vamos a consentir que lo más parásito de la sociedad española nos haga dar marcha atrás después de los sacrificios sufridos, los empleos perdidos y el destrozo que la izquierda ha hecho del mal llamado escudo social?.
La ciudadanía no escatima esfuerzos ni sacrificios, cosa que el Gobierno no entiende ni práctica. Hasta intentaron engañarnos con que los 200.000M de euros no era un montante destinado al coronavirus sino dinero que es de las CC.AA. y que el Gobierno lo ocultaba por dejadez, a la vez que hacía la guerrilla contra ellas. Este Gobierno de insensatos, miserables y parásitos sigue en la caverna de las ideas. Hasta el “marqués” pretendió centralizar actuaciones con fatal final, abandono desmesurado y elocuente sectarismo. ¡Maldito socialcomunismo!
Con respecto a las ‘manifas’ programadas y tristemente autorizadas, si fuera un feminismo de igualdad, lo entendería. Pero no, no lo es; es un feminismo absurdo, malsonante, despreciable y de albañal de piara donde se falsifican datos, se defiende la desigualdad, se desprecia la violencia integral y se acude al sectarismo más ingenuo y tercermundista. Y lo que es peor: se practica a diario… ¡Nunca conocí mayores mostrencas en espectáculo más bochornoso! ¿Será porque es un feminismo de chiringuitos, mamandurria y ocio a costa del erario público? Estoy convencido que, si no acabamos con esta actitud cafre del retrógrado feminismo y con esta estafa orquestada por Soros y otros malnacidos, estaremos retorciendo y maltratando la convivencia, a la vez que renunciando a ella.
Ahora resulta que el 8M se van a abrir bares y restaurantes porque sabe el Gobierno que, si se permite la ‘manifa’ feminista y ‘femiociosa’, la ciudadanía dejará de cumplir con las normas contra la covid19. El fraude sale a la luz y el engaño gubernamental, también. Y si, después de la manifestación de las mastuerzas ‘femilocas’ suben los contagios, el problema habrá sido de los bares y restaurantes, pero nunca de las infecciosas de degenerada costumbre. Confío en que, al menos, vayan aseadas y protegidas.
El Gobierno se está cavando su propia tumba y las comunidades autónomas irán a la incineración de su existencia. Si el pueblo no se levanta democráticamente contra este corrupto y miserable Gobierno --después de la represión y abusos a los que nos viene sometiendo-- entonces tendremos lo que merecemos. No hay duda de que la izquierda (“izmierda” la llaman en Francia) muestra unas actitudes que rebosan miseria y odio social, así como sus políticas desbordan una evidente indigencia intelectual. ¡Maldito populismo burlón, canallesco y antisocial!
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la manoseada y politizada OMS, ha vuelto a insistir en que “El mejor consejo que podemos dar a España es que se prepare para lo peor”. En pocas palabras: toda una declaración de guerra por encima de la insufrible alerta sanitaria. Nos sorprende que, la ‘izmierda’ impotente, ni siquiera sabe interpretar el “Ordo ab Chao” (Orden desde el caos) que propugna la Masonería que, siendo entidad humanista de crédulos e incrédulos, otorga la acción de ordenar el caos a la decisión de sus miembros. Lo triste es que entiende que puede crear una sociedad más justa con sus acciones.
No es de extrañar que el franquismo se mofara de ella, como organización canallesca y absurda que demostró ser, y continúa siendo. Lo preocupante es que no cuenta con la maldad y ésta es connatural a la radicalidad de la ruin izquierda y de la extrema ídem. Esa actitud y los gritos de la siniestra no son más que la forma de ocultar la falta de argumentos. Razón tenía R. Tagore: “La verdad no está de parte de quien grite más”.
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