En el marco del Día Mundial Contra el Cáncer de Colon, que se celebra el próximo 31 de marzo, los expertos recuerdan que el dolor es el síntoma de mayor impacto en el paciente con cáncer colorrectal y reclaman la importancia de su abordaje dentro del manejo integral del paciente oncológico. De acuerdo con las estimaciones de la SEOM, el cáncer colorrectal, con un total de 43.581 nuevos casos en 2021, será el más frecuente diagnosticado en Españai. La Dra. Ana Fernández Montes, facultativo especialista del Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), explica que “el dolor se trata de un síntoma que el enfermo refiere como prioritario en el tratamiento, y condiciona, además, la posibilidad de controlar otros síntomas como el insomnio, la ansiedad, la depresión, la anorexia, etc. Su correcta evaluación constituye, por tanto, un elemento indispensable para lograr un tratamiento eficaz”.
El perfil del paciente con cáncer de colon hace que concurran en él diferentes tipos de dolor. Una de las formas de dolor más difíciles de controlar en estos pacientes es el dolor irruptivo oncológico (DIO), una exacerbación transitoria del dolor que aparece sobre la base de un dolor persistente estable, y que se caracteriza por su elevada intensidad, rapidez de instauración (generalmente súbita) y corta duración (usualmente inferior a unos 20-30 minutos). Los pacientes pueden presentar varios episodios a lo largo del día, 3 o 4 como media, cuyas características pueden modificarse.
“La calidad de vida se ve mermada y no únicamente en la derivada del propio dolor, que constituye un síntoma incapacitante e invalidante. Un mal control de dolor irruptivo conduce al desarrollo de síntomas de depresión y ansiedad, reducción de la actividad diaria, y por ello una reducción de la autonomía del paciente. A su vez conduce a una menor adherencia a los tratamientos oncológicos específicos y finalmente una merma en sus relaciones sociales y sueño conllevando por ello a un descenso significativo en la calidad de vida”, añade la Dra. Fernández Montes.
En este sentido, “dada la merma en la calidad de vida que supone el dolor irruptivo, afectando a diferentes esferas de la vida de nuestros pacientes, es preciso el empleo de un fármaco con un inició de acción rápido, potente, de duración corta, cómodo en su uso y con un buen perfil de seguridad”, explica la especialista.
El dolor irruptivo en el cáncer colorrectal En el cáncer colorrectal los mecanismos del dolor incluyen la infiltración tumoral de los nervios, la obstrucción intestinal, la neuropatía inducida por el tratamiento y la distensión capsular hepática, entre otros.
En el caso de los pacientes con cáncer de colon, la Dra. Fernández Montes indica que “por un lado, vamos a tener un tipo dolor irruptivo incidental, que es el más frecuente y se relaciona fácilmente con una causa como la movilización, que se va a dar en el caso de metástasis óseas, o la defecación, en pacientes portadores de tumores rectales. Por otro lado, encontramos el dolor irruptivo espontáneo, que aparece de forma imprevisible y sin que exista un factor desencadenante habitual. En ocasiones puede ser identificado como ocurre con los espasmos musculares o distensión de órganos huecos (esófago, intestino, vía biliar, vejiga, hígado, y uréter) producidos por factores irritativos u obstrucción”.
“Todos nuestros pacientes van a experimentar dolor en algún punto de su enfermedad, por lo que es importante hacer un abordaje integral y multidisciplinar,” añade la experta.
Empoderamiento del paciente La Dra. Fernández Montes explica “la importancia de creer al enfermo y a su familia, adaptar el tratamiento a la intensidad del dolor y no a la supervivencia, y realizar una correcta anamnesis del paciente, en especial del ritmo circadiano y los factores agravantes del dolor”.
“Hasta hace pocos años, la falta de herramientas terapéuticas totalmente eficaces ha podido contribuir a que los profesionales sanitarios hayamos infravalorado esta cuestión, de forma que su tratamiento continúa siendo uno de los principales retos de la práctica clínica diaria. De hecho, se ha estimado que aproximadamente dos de cada tres pacientes con dolor oncológico crónico sufren con cierta frecuencia exacerbaciones puntuales del mismo debido a diferentes causas, en ocasiones previsibles, y en otras inesperadas”, aclara la especialista.
“Necesitamos integrar la medicina personalizada y empoderar al paciente en los mundos que corren. Como idea de futuro el diseño de una app que permita ayudar a titular a propio paciente su DIO, y hacer ajustes en su analgesia basal en función de su tipo de dolor. A través de algoritmos informáticos y respuestas sencillas dar indicaciones precisas que permitan ajustar su analgesia basal y de rescate”, comenta la Dra. Fernández.
“La población general, al igual que conoce las cifras del cáncer y los programas de cribado, debe de entender como prioritario el control de su dolor. Por un lado, eliminar mitos aún establecidos hoy en día de “se acostumbra el cuerpo con la medicación”, lo siguiente es conocer que el dolor tiene diferentes tipologías y ritmos, así como factores que lo exacerban. Finalmente debemos conocer que hay fármacos, que hay soluciones, que a su vez estos fármacos no tienen techo terapéutico, que son seguros. Debemos empoderar, concienciar, formar a la población general en dolor”, concluye la experta.
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