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El Primero de Mayo

¿Puede ser alguien independiente cuando para vivir depende de los demás?
Manuel Villegas
martes, 4 de mayo de 2021, 04:11 h (CET)

En ese día se celebra la festividad del trabajo, en ella el movimiento obrero mundial, aunque muchos de los que participan en las manifestaciones y, en muchas ocasiones algaradas, desconozcan el por qué de la conmemoración de ese día.


Es la rememoración de los conocidos como los mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas (el lema del anarquismo es “Ni Dios, ni Patria ni Rey”, o sea una especie de nihilismo llevado a sus últimos extremos), que murieron ejecutados en los EE.UU. por integrar las jornadas de lucha para consecución de  una jornada de trabajo que no superarse las ocho horas diarias.


La huelga de reivindicación tuvo lugar el día primero de mayo de 1886.


Era un tiempo en el que los trabajadores, oprimidos por los empresarios, calzaban alpargatas, cinturones de esparto para sujetarse los pantalones y se vestían con el clásico blusón de operario pues carecían de medios para disponer de otra vestimenta.


Dese entonces, no vamos a negar que la lucha obrera por conseguir sus objetivos no ha logrado resultados y obtenido muchos de sus propósitos.


La jornada de ocho horas diarias, o cuarenta horas semanales, hoy día es la máxima que se le puede pedir a cualquier trabajador, aunque haya patronos que amparados en el “lo tomas o lo dejas” abusen de los obreros, y, de forma ilegal, les hagan realizar más horas de las que marca la Ley.


En la actualidad, muchos países, España entre ellos, rememoran el Primero de Mayo como el origen del movimiento obrero moderno, y yo me pregunto ¿para qué sirven los Sindicatos hoy día, sobre todo, en España? ¿Qué lucha de clase reivindican?


Estos tendrían razón de ser si costeasen sus necesidades con las cuotas de sus afiliados y fuesen totalmente independientes, pero en nuestra Patria viven de las asignaciones que las concede el Estado recogidas en sus Presupuestos en los que se les asigna, para este año, una subvención directa de al menos 40 millones de euros, un 10% más que la asignación fijada en años anteriores que pagamos todos los españoles con los impuestos que se nos detraen de nuestros ingresos. Una cantidad que es nueve veces superior, por ejemplo, a la subida porcentual de las pensiones, pero para los jubilados que han entregado su vida a levantar a España y a los que les debemos lo que hoy disfrutamos, no hay aumento de su asignación, sin embargo para estos buenos para nada sí.


¿Puede ser alguien independiente cuando para vivir depende de los demás?


No hablo de oídas y sin desconocimiento de causa, he estado cuarenta años trabajando y he conocido entre los sindicalistas, desde los sindicatos verticales hasta los de ahora, a trabajadores que han alcanzado altos puestos de trabajo y hasta de dirección en la empresa precisamente por pertenecer a algún sindicato.


También he conocido a los liberados, cuya situación les proporcionaba la exención de todo trabajo y que, en muchos casos, al no tenar que hacer presencia física en su puesto laboral, lo aprovechaban para realizar trabajos particulares, o dedicarse a la más absoluta vagancia importándole un bledo su condición de sindicalistas.


Hoy día en el que cualquier trabajador no se distingue de la clase dominante “opresora” y puede conseguir una segunda casa de recreo o un coche de alta gama, aunque seas pagándolo “en cómodos plazos” ¿Qué razón de ser tienen los sindicatos españoles cuyos dirigentes viven a costa de los demás?


Las empresas, las hay modélicas en España, cada día conceden más privilegios a sus trabajadores y les hacen partícipes de sus beneficios, yo he gozado de ellos, sin necesidad de que intervengan estos sindicalistas “parásitos”.


Me pregunto, ¿qué pintan los Sindicatos en España, cuando solo viven del “cuento” y de nuestros impuestos?


Sé que lo que digo es “políticamente incorrecto” que es el apelativo con el que se disfraza hoy día la nuda verdad.

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Para mí es de interés público contar con contenidos legibles que sean una contribución a la cultura, la información, el debate y el entretenimiento entre todos los españoles. No creo que la respuesta en este siglo digital sea el canal de televisión cerrado, es decir, el de pago. Es bien cierto que prácticamente todos los hogares cuentan con al menos un televisor, pero ese no es el único instrumento para ver contenidos de toda índole.

 
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