Tras la fuerte recesión de 2020, los expertos prevén que la economía marroquí repunte cerca del 5% en 2021, impulsada por la previsible relajación gradual de las medidas de confinamiento, la aplicación efectiva de las vacunas y unas condiciones meteorológicas que favorezcan los resultados de la agricultura. Un factor importante que determinará el ritmo de crecimiento será el alcance de la recuperación en Europa, principal mercado exterior de Marruecos. Aunque se prevé que las exportaciones de bienes y servicios crezcan casi un 9% en 2021, la recuperación del sector turístico seguirá siendo débil por el momento. Los bienes aeronáuticos y de automoción, que suponen el 40% de las exportaciones, son los motores potenciales del crecimiento. Los grandes proyectos en curso para mejorar carreteras, puertos y ferrocarriles refuerzan el entorno empresarial.
Marruecos ha llevado a cabo reformas estructurales para diversificar su economía, incrementar la fabricación industrial en sectores como automoción, aeronáutica y electrónica, y crear un entorno favorable a la atracción de capital, con exenciones fiscales. Por su proximidad geográfica a Europa, Marruecos es un centro estratégico para el comercio entre Europa y África. Los bajos niveles de educación, la ineficiencia del mercado laboral, las barreras de entrada al mercado y el limitado acceso a la financiación siguen siendo obstáculos para el desarrollo del país, pero el potencial de crecimiento económico a medio y largo plazo es razonable.
Para sostener la recuperación económica, la Administración ha completado su fondo especial para la pandemia con garantías de crédito para las empresas y ha anunciado la creación de un fondo de apoyo a la inversión del sector privado. Estos estímulos fiscales provocarán que el déficit fiscal supere el 7% en 2020 y 2021 elevando la deuda pública aumente al 98% del PIB, muy por encima del umbral crítico del 70% del PIB para las economías emergentes. No obstante, el perfil de la deuda pública respalda su sostenibilidad por el momento. Alrededor del 75% se financia en moneda local, lo que reduce el riesgo de tipo de cambio. Al mismo tiempo, el 70% de la deuda pública externa está financiada por acreedores bilaterales y multilaterales, lo que limita el riesgo de refinanciación.
Los bajos costes laborales unitarios y una moneda ligeramente infravalorada aumentan la competitividad de Marruecos. Entre 2000 y 2019, el PIB por persona aumentó un 70% en términos reales. Como importador neto de petróleo, Marruecos sigue siendo vulnerable a la subida de los precios del crudo. Sin embargo, con las grandes inversiones en renovables, la dependencia del país de las importaciones energéticas está disminuyendo. Marruecos ya obtiene alrededor del 35% de su energía y tiene como objetivo aumentar la cuota al 50% para 2030.
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