Los expertos prevén que la economía de Chile registre un sólido repunte en 2021, cercano al 7%, ayudada por un rápido despliegue de la vacunación. Las exportaciones y los precios del cobre han vuelto a repuntar, y se espera que el consumo privado crezca por encima del 8% con la inflación contenida en el rango del Banco Central. Las medidas de estímulo fiscal en 2020 ascendieron a cerca del 8,5% del PIB. Aunque el déficit público seguirá siendo elevado en 2021 y 2022, Chile tiene una sólida posición que le permite aplicar estos considerables estímulos fiscales. La deuda pública aumentará hasta el 40% del PIB en 2021, una cifra por debajo de los mercados de su entorno.
La diversificación de los destinos del comercio exterior a través de una amplia red de acuerdos mitiga el riesgo comercial. Chile mantiene 30 acuerdos de libre comercio con más de 60 países que abarcan la mayoría de las mayores economías del mundo, como Estados Unidos, Unión Europea, China, Japón, Canadá o Australia. Chile ha ratificado recientemente acuerdos con Brasil, su mayor socio comercial en la región, y Ecuador, que serán beneficiosos para la integración regional y el crecimiento económico a largo plazo. La demanda de productos farmacéuticos y de tecnología relacionada con la agricultura y la fabricación de envases está aumentando, lo que ofrece oportunidades a los exportadores de esos segmentos.
Chile constituye una economía abierta al comercio internacional, que mantiene un buen entorno para la actividad empresarial respaldado por la estabilidad institucional, un bajo nivel de corrupción, unas políticas macroeconómicas prudentes, objetivos creíbles de inflación y un sólido sector financiero. El acceso a capital extranjero y nacional por parte de las empresas locales reduce los riesgos de refinanciación y la resistencia de la economía a los shocks externos es elevada. No obstante, Chile registró en 2019 revueltas sociales masivas vinculadas a la creciente desigualdad y el aumento del coste de la vida. Como resultado, el país afronta un proceso de reescritura y aprobación de una nueva constitución, que se prolongará al menos hasta 2022, cuyos retos e incertidumbres podrían pesar sobre las perspectivas económicas y el sentimiento de los mercados financieros.
La economía chilena sigue siendo muy dependiente del cobre, que representa más del 40% de los ingresos de exportación y el 10% del PIB, y de la demanda de China, que acapara el 30% de las exportaciones chilenas. Sin embargo, gracias a las reformas fiscales, la dependencia de los ingresos públicos de los ingresos del cobre ha disminuido, pasando de más del 25% al 10% en la última década. El sector de los servicios representa más del 60% del PIB. Aunque Chile está muy integrado en los mercados financieros mundiales es vulnerable a los cambios en el sentimiento del mercado. Un tipo de cambio flexible sirve de eficaz amortiguador, mitigando el impacto de los precios del cobre y la volatilidad de la demanda externa. En las primeras fases de la pandemia de coronavirus, los precios del cobre se deterioraron y el capital se retiró del país, lo que provocó una depreciación del 15% del peso frente al dólar. Sin embargo, el acceso al capital, tanto del Estado como de las empresas privadas, se restableció rápidamente y, gracias a la recuperación de los precios del cobre y a la entrada de capitales, el peso se ha recuperado totalmente.
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