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Etiquetas | Inmigración | Italia

Inmigración y explosión social

En Italia la avalancha de inmigrantes que están recibiendo podría causar explosión social
José Manuel López García
domingo, 14 de junio de 2015, 22:00 h (CET)
La masiva llegada de inmigrantes a los países europeos es una cuestión con muchos ángulos de enfoque, y numerosas perspectivas de análisis y valoración. Parece que en Italia la avalancha de inmigrantes que están recibiendo podría causar, quizás, riesgo de explosión social en las periferias de Roma y Milán.

Evidentemente, los miles, o cientos de miles, o millones de personas que desean vivir en el continente europeo huyen de conflictos y guerras y, sobre todo, de la pobreza. Y están en su derecho al hacerlo.

Si bien también existe una inmigración legal amparada y reconocida por los estados, sobre la cual, en principio, no hay mucho que decir, porque está regulada racionalmente por la ley.

Los problemas surgen con la inmigración ilegal, que ya es masiva, y está creando, especialmente, en Italia un cierto temor, parece ser, en parte de la ciudadanía italiana.

Aunque las cosas son más complejas. Puede haber cierto tipo de trabajos, que son menos demandados por los italianos, y que pueden ser desempeñados, perfectamente, por otros trabajadores extranjeros o inmigrantes. Y es algo, claramente, positivo para la economía de un país.

Lo que, a mi juicio, está claro es que la igualdad de derechos y deberes debe abarcar a todos los que viven y trabajan en un país, sean inmigrantes o no. Lo que no es justo es que exista competencia desleal, por causa de la explotación laboral de los inmigrantes en Italia, ya que a muchos se les paga tres euros por hora de trabajo.

Indudablemente, los derechos humanos son universales, sin distinciones, y esto ha supuesto un gran avance ético y legal. Hace falta que los gobiernos europeos hagan cumplir las leyes, para que desaparezca la economía sumergida, y el abuso en las condiciones laborales de los inmigrantes. Si esto se logra, de una manera efectiva, será beneficioso para todos.

Se trata de buscar el equilibrio, ya que todos somos ciudadanos del mundo. Y los seres humanos que nos vienen de África, y otras zonas del mundo, se merecen también una vida digna, lo mismo que nosotros. En España, parece que, en una parte de la ciudadanía, existe un cierto temor a que la inmigración ilegal se siga incrementando, y repercuta en una disminución del estado del bienestar, y de los servicios sociales. Por causa de que el presupuesto anual del Estado no es ilimitado. Y la priorización y distribución del gasto del gobierno central, y de las Comunidades Autónomas y corporaciones locales está en función de recursos económicos que dependen de los impuestos recaudados.

También es verdad que los inmigrantes legales que vienen a nuestro país, si cotizan a la Seguridad Social, y pagan sus impuestos, contribuyen al progreso, y al sostenimiento económico de nuestra nación. Y esto es algo muy importante y conviene resaltarlo, porque, a veces, no se valora suficientemente, o no se tiene en cuenta.

La cuestión de la inmigración irregular o ilegal se está analizando estos últimos meses por parte de los países europeos, pero parece que no se están encontrando soluciones satisfactorias, probablemente, por la complejidad de las causas que provocan la huida masiva de inmigrantes hacia Europa, el continente, aparentemente, de la buena vida, y de los derechos sociales, para los que escapan de la miseria y de la injusticia.

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