Por ordenación entendemos la colocación de las cosas en el lugar que les corresponde. Una definición que bien puede identificarse con una máxima del protocolo, ya sea ordenación espacial o temporal. Pero, ¿cómo podemos marcar esta ordenación?
En el caso de la ordenación espacial de los asistentes a un acto, esta es una de las actividades a llevar a cabo en la organización de eventos. Ya sea para una fotografía de familia como para una línea de saludo, la decisión a tomar en relación a su ordenación no es cuestión baladí. En líneas generales, la ordenación espacial en protocolo puede ser lineal o en alternancia.
Cuando hablamos de ordenación lineal nos referimos a que los componentes de dicha distribución se colocan en una fila de mayor a menor o viceversa. Por ejemplo, en una línea de saludo el primer miembro que la forma puede ser el de mayor precedencia con respecto al resto de sus componentes y el último será el de menor rango.
En consecuencia, el orden de esta fila será de derecha a izquierda, o de izquierda a derecha. Por su parte, lo primero que hay que detectar en la ordenación en alternancia es el centro de la línea. Es decir, la persona que queremos destacar la situaremos en el centro de la fila y al resto de sus componentes los iremos alternando de derecha a izquierda de dicho centro. Esta ordenación se fundamenta en tres reglas.
La primera de las reglas es la del centro, como hemos dicho anteriormente, en primer lugar debemos identificar el centro. La segunda regla es la de la derecha, es decir, el puesto situado a la derecha del centro es más importante que el situado a la izquierda. Y finalmente, la tercera regla es la de la cercanía, es decir, las posiciones más cercanas al centro tienen más relevancia que las más alejadas.
Este uso y estudio del espacio para conseguir un objetivo concreto en la organización de un acto está relacionado con la proxémica, es decir, el estudio del uso que las personas hacen del espacio en sus relaciones con los demás.
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