Parece ser que una gran parte de la prensa nacional se ha hecho eco de la entrevista que realizó ayer la protagonista de nuestro “segmento” de hoy Ana Peleteiro. Cualquier persona que tenga un mínimo de sensibilidad tiene que reconocer que se trata de una mujer que enamora desde el momento en que se la conoce un poco más profundamente y se escucha con atención su discurso cargado de sensatez.
Ana es una gallega que ejerce como tal. Su piel es de color café con leche tomada de sus ancestros africanos, lo cual no impide que tenga un marcadísimo acento galaico. Es una atleta bellísima y escultural que viste, vive y se manifiesta como lo que es: una mujer de bandera y de gran talento.
Estamos acostumbrados a encontrarnos con deportistas de toda índole que, cuando les sacas de su espacio de confort, no saben hilar dos frases con sentido. Ana se expresa con sensatez y con ese punto irónico del gallego que no sabes si viene o va.
La Peleteiro ha dado un triple salto en la estimación del público. El primero asumiendo con orgullo su color de piel; el segundo hablando con naturalidad de su condición de niña adoptada; el tercero explicando la lucha de años por conseguir una meta que no consiste en saltar más que los demás, sino mejorarse a sí misma. Estas cualidades las pudimos comprobar cuando participó en el desafío, un programa que la dio a conocer al gran público.
Cuando yo sea mayor, me gustaría adquirir alguna de las virtudes que nos ha demostrado esa gallega color “café con leche” que ha saltado 14.87 metros en el corazón de los españoles. Un triple hurra por un triple salto.
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