La despoblación agudiza las problemáticas asociadas al envejecimiento, tal como se desprende de un estudio en el que han participado más de 300 personas entre 60 y 97 años procedentes de los 22 municipios de la zona de Campos y Torozos, en la provincia de Valladolid, realizado por el Colectivo para el Desarrollo Rural de Tierra de Campos.
La soledad, la falta de sanidad pública de calidad y las carencias en los servicios de atención y cuidados se detectan como los principales problemas de las personas mayores que viven en los municipios que forman este territorio, según subrayan los promotores del estudio en un comunicado remitido a Europa Press.
Entre las conclusiones extraídas se constata que la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 "ha supuesto un cambio en las relaciones de las personas mayores", pues el contacto con familiares y amistades "no puede ser el mismo que antes", lo que hace que su sentimiento de soledad "se vea incrementado".
A esto se suma "el miedo" que "todavía produce el hecho de salir a la calle, reunirse con gente o acudir a actividades programadas", algo que afecta directamente a la salud física, social y psicológica de este colectivo de población.
La participación ciudadana "sigue siendo una de las tareas pendientes", pues la mayor parte de personas encuestadas "no da importancia a este asunto y comenta que, independientemente de la situación actual, participan en pocas actividades en su localidad". INDIFERENCIA A LAS TIC También se resalta la "indiferencia" que muestran por el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Por otra parte, el descontento con los servicios básicos de salud es generalizado, algo que se agudiza en los pueblos más pequeños.
Otro aspecto importante y que suscita preocupación entre las personas encuestadas es el tema de los cuidados y la atención a las personas mayores. La familia sigue siendo la principal institución encargada de atender los cuidados de las personas mayores, el recibir atención y apoyo por parte de una persona externa sigue suscitando reticencias y llegado el momento, la mayoría coincide que las personas cuidadoras deben "ser de confianza".
Entre las estrategias y retos de futuro que proponen los autores del estudio está apoyar y poner en marcha programas de salud comunitaria y envejecimiento activo estables y continuados en el tiempo; reconocer y acreditar profesionalmente la figura de la asistencia personal en el medio rural; adecuar a la realidad del medio rural la cartera de prestaciones y servicios básicos del Sistema Nacional de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia, y adecuar la oferta formativa de los grados de Formación Profesional impartidos en las zonas rurales a la realidad socioeconómica de estos territorios.
Asimismo, se sugiere a los Grupos de Acción Local visibilizar la realidad de las personas mayores que habitan el medio rural; incluir en las Estrategias de Desarrollo Local Participativo (EDLP) la ejecución de proyectos piloto de innovación social, vinculados a la promoción del envejecimiento activo y al mantenimiento de las redes de apoyo comunitario; explorar la aplicación y adaptación del modelo de cohousing a la realidad y singularidades del medio rural, y apoyar la creación de iniciativas empresariales locales que promuevan la atención a las necesidades de las personas mayores como palanca para el reto demográfico.
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