Remolinos en un corral de vecinos con protagonistas de carne y hueso costoso pan de cada día. Ayuso es un abuso y Casado es un cazador en sus propias redes de cantos de aburrimiento populista. Y ante tanto revuelo de falsa quimera, qué hacer sin morir en el intento de la paz debida. Sencillamente no caer en el desaliento de esto no hay quien la arregle, pues todos hablan a la vez en las tertulias, trapicheo y palique donde lo más favorable para la salud resulta acudir al refugio de la lectura.
Y para ello ahí tenemos a la dama del Crimen como es conocida en todo el mundo de la novela Agatha Christie, que pese a los muchos años transcurridos continúa en candelero con sus misterios. De nuevo su caudal literario nada altera el rico producto de su venero imaginativo de telas de araña e intrigas para devotos y no devotos, el que nos ofrece el director de publicaciones de Espasa Calpe ofreciendo la alegría del descubrimiento de dos novelas de la gran escritora del suspense creado por su envidiable el estilo narrativo, siempre con interrogantes cuando aparecede un cadáver imprescindible y surge el misterio de ¿Quién es el asesino o asesina? de una historia en la que todos los espejos de los protagonista se reflejan emblemáticos para Miss Marple que a pesar de los años de una anciana que se mira en los complejos espejos y a pesar de ellos acude en ayuda de su mejor amiga desde la niñez con el compromiso con ella misma de sacarla de un posible desbarajuste entre los personajes que llenan la historia en una misteriosa deslumbrante mansión.
Y donde aparece un cadáver no puede faltar un investigador, en esta casa será el inspector Curry y el sargento James. Los que inician el estado ambiental por estudiar todos los detalles iniciar una cadena de interrogatorioempezando por los jóvenes que viven y reciben una educación que los aparte de los peligrosos caminos por donde campea el mal. Todos los jóvenes pasan, dignos al confesionario donde con toda la calma que requiere el caso, tras los interrogatorios el inspector Curry junto con el sargento, llegan a la conclusión, que entre los muchachos no se encuentra el asesino.
En la residencia de la fundación aumenta su envolvente velo con el interrogatorio por parte del inspector y su sargento de todos los personajes que de una u otra parte interpretativa van desfilando en el confesonario en busca del personaje que permita un campo despejado que al fin se salga del estado de tensión que se palpa en el ambiente. Todo un ejercicio de la narración de la gran dama de la literatura de novela de la serie de misterio con las escenas que culminan al descorrerse las cortinas del final del trayecto propio de su majestad Agatha Christie conservadora en su pensar, pero justa en asumir la realidad sin caer en los cotilleos del patio de vecinos.
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