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Opinión
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​Prostitución o libertad

Si cada mujer tiene libertad sobre su cuerpo y su vida, ¿por qué nos empeñamos en llevar a todo el rebaño por la misma carretera?
María Beatriz Muñoz Ruiz
viernes, 15 de octubre de 2021, 10:02 h (CET)

Se dice que es la profesión más antigua, algunos, de entre los católicos, los más hipócritas, dicen que están poseídas por Lucifer, y sin embargo los gobiernos siguen mirando hacia otro lado. Estoy hablando de la prostitución, ahora querréis saber cuál es mi postura ante ese tema, pues yo soy tan hipócrita como los que miran hacia otro lado, y pienso, que mientras no me molesten, pueden hacer lo que quieran con su cuerpo y con su vida.


Pero esa es mi yo hipócrita, luego aparece mi yo activista y desea defender los derechos de la mujer, desea que los gobiernos dejen de mirar hacia otro lado y las protejan de salvajes que las maltratan, trafican con ellas y las reducen a la nada, pero el problema es que han asumido que no son nada porque lo que hacen es tan sumamente degradante, que no tienen derecho a quejarse ni a pedir un mínimo de respeto.


Pero la sociedad sigue hecha un lío con ese tema, ya que, si se legaliza la prostitución como trabajo, muchas mujeres por necesidad quizás lo pensarían, y eso es lo que se pretende evitar, que la mujer tenga que vender su cuerpo por encontrarse en una situación económica de la que no puede salir porque gracias a la ineptitud de los dirigentes no se crea trabajo.


Si una persona quiere suicidarse y tú le pones en sus manos un arma, ¿Qué esperas que haga? Evidente, ¿no? Pues igual sucede con la prostitución, jamás será legalizada, no puedes dar un arma como solución, lo que se debe hacer, es intentar dar a esas mujeres un trabajo digno con el que puedan sobrevivir, y digo sobrevivir, no vivir, porque lo que se dice vivir, solo viven los que pueden.

Y no me vengáis ahora a decir que muchas violaciones son evitadas gracias a la prostitución, porque el violador es como el cleptómano, tiene dinero, pero le gusta robar, al igual que al violador le gusta violar, aunque tenga a su alcance a cualquier mujer.


Pero ahora llegamos a otra cuestión: si se está luchando incesantemente para que cada mujer haga lo que desee con su cuerpo, ¿por qué no consentimos que las mujeres vayan con burka o vendan su cuerpo? Pues muy sencillo, todo lo que la mujer haga porque lo desee así libremente, es totalmente lícito, y tiene total libertad para hacer lo que quiera, pero el problema es que muchas mujeres están obligadas por su situación familiar, social o económica a subyugarse y ser infelices haciendo algo que si las circunstancias se lo permitieran, no lo haría.


La gente piensa que la libertad solo supone salir al aire libre y respirar aire puro, pero la libertad del ser humano está condicionada por muchos factores, como el económico, social, religioso y geográfico.


Y llegados a este laberinto de ideas en el que suelo enredaros de tal forma que no sabéis por sonde salir, yo suelo mostrar soluciones, a veces acertadas y otras no, pero solo es mi punto de vista.

En primer lugar, la solución siempre empieza en la educación, no en la prohibición, en mostrar a las personas una visión de la vida lejos de lo que ellas creían, de esa forma, se borra la realidad distorsionada en la que viven y creen que es la correcta.


Luego llega la formación, porque, aunque no se le dé importancia, la formación es la libertad, la independencia y la valentía de muchas mujeres maltratadas que se sienten inútiles y atrapadas.

Y, por último, el trabajo digno, el valerse por sí mismas sin tener que recurrir a venderse. Sí, es cierto, todos vendemos nuestra alma al diablo cuando tenemos que trabajar en algo que no nos gusta, lo odiamos, y cada segundo es un segundo que nos hemos vendido, pero por muy malo que sea, al menos tenemos nuestros derechos y lo que hacemos es legal, algo que no pueden decir las mujeres que ejercen la prostitución.


Ahora bien, si alguien ejerce la prostitución porque quiera y no desee hacer otra cosa, si alguien se cubre la cabeza porque desee hacerlo, o va con el pelo azul y solo come verduras, ¿nos debería importar? ¿deberíamos quitarles la libertad de ser y hacer lo que quieran? Si cada mujer tiene libertad sobre su cuerpo y su vida, ¿por qué nos empeñamos en llevar a todo el rebaño por la misma carretera? El mundo está lleno de gente diversa y única, no intentes dominar con la excusa de la dignidad.

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Es propio de estas fechas hacer balance del año. Pero, entreviendo conclusiones poco gratas, opto por emprender una cavilación breve y escrita sobre la noción, más genérica, de cambio o transformación, ese “leitmotiv” recurrente del progresismo contemporáneo cuando medimos cualquier mutación en términos de avance social.

Cuando las jerigonzas se extienden en los ambientes modernos, las habladurías altisonantes no pasan de generar unas algarabías sin sentido. Los hechos repercuten en cada ciudadano, sin guardar relación con lo que se dice. Se consolida una distorsión de graves consecuencias, lejos de ser una rareza, se generaliza en la práctica diaria.

Como la lluvia fina que parece que no, pero cala hasta los huesos: el mensaje es claro, quieren que acabemos pensando que “lo que nos viene encima es irremediable”, que los recortes que van a dar en el Estado del bienestar de aquellos que todavía tienen la suerte de tener una nómina, son absolutamente necesarios.

 
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