Ya tenemos otro acto impresentable dentro del gobierno circense que sufrimos desde que están en el poder el batiburrillo de políticos, o mejor dicho, de personas incapaces e incompetentes que bajo el paraguas de los partidos que los acogen, ocupan cargos que a todas vistas no los merecen.
¿Hasta cuando tendremos que soportar a políticos sin gramática ni dignidad, pícaros, cucañistas, trepadores, tragaldabas, tragaperras, tragacargos, tragasueldos que han llenado la sociedad de chorizos, robaperas, trapisondista, mangantes y presos sueltos?
Lo ocurrido en el Congreso de los Diputados cuando se votaba algo tan importante como el convenio laboral de los trabajadores, es algo inaudito, que no se cumplan los requisitos recogidos en el reglamento para los actos electorales, sabiendo la presidenta de la mesa lo ocurrido antes de que empezara la votación, pues se informó en fecha y forma el equívoco de un diputado, haciendo caso omiso del tema, demuestra la catadura moral de las personas que rigen las riendas de este país.
Además, viendo las imágenes en televisión se puede intuir que el presidente del gobierno debía saber tal equívoco, pues tranquilizó a las ministras que tenía a su lado cuando se equivocó la presidenta de la mesa al dar el resultado negativo, ya que debería contar con el sí del equívoco.
Ahora gobierno y oposición están como el cuento de que si son galgos o son podencos, si el sistema falló o se equivocó el diputado. Lo que ha fallado ha sido la presidenta de la mesa que no ha aceptado el error y ha dado carpetazo al asunto. Considero más razonable que se repitiera las votaciones, y aunque saliese de nuevo aprobado se haría de forma clara y transparente, no con este tufillo de artimañas y trágala.
Cuando alguna persona apela a su dignidad y coherencia saltándose la disciplina de voto de su partido, lejos de aplaudirlo, lo pretenden defenestrar, es decir, que si no actúas como borrego aunque vayas en contra de tus principios eres detestable. Así nos va. Churchill en cierta ocasión dijo lo siguiente “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de los ignorantes, el evangelio de la envidia y su virtud es el reparto igualitario de la miseria”. Dicho groso modo parece una exageración, pues en todos sitios, según dicho popular, “cuecen habas”, pero si analizamos cada miembro que forma este gobierno no parece tal exabrupto, vemos tal grado de estulticia ocupando sillones del senado que verdaderamente da pavor.
Debemos exigir a las personas que van a administrar nuestro dinero, nuestros intereses, nuestra sociedad en general, en resumen nuestra forma de vida, que tengan, no unos mínimos, sino unos amplios conocimientos tanto teóricos como prácticos de los sillones que van a ocupar, deben tener una preparación tanto universitaria como laboral, mínimo cinco años, una ética profesional y dignidad personal fuera de toda duda. El llevar las riendas de un país es cosa muy seria, son millones de personas que están al albur de sus decisiones, no podemos votar a la ligera por ser el más guapo o por pertenecer al mismo partido político.
Transcribo la descripción del filósofo y escritor francés Jean d’Ormesson de la palabra que ha inventado y describe literalmente la democracia actual, “La ineptocracia”: “Es el sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparaos para producir, y los menos preparados para procurarse su sustento son regalados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y riqueza de unos productores en número descendente, y todo ello promovido por una izquierda populista y demagoga que predica teorías, que sabe que han fracasado allí donde se han aplicado, a unas personas que saben que son idiotas”.
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