Partíamos como una de las favoritas para ganar el Oro, incluso muchos eufóricos estaban seguros de que lo conseguiríamos, pero el sábado pasado volvieron a ponernos los pies en el suelo. Nos dieron una paliza como hace años no recibíamos, y nos recordaron que aunque seamos campeones del mundo aún no somos Negros Bastante Altos. No quiero ser ventajista pero antes de que empezaran los Juegos comenté que Estados Unidos ganaría el Oro en baloncesto sin muchos apuros.
Todo dependía de cómo se tomaran las Olimpiadas, y esta vez parece que sí, que van en serio y no de turismo como hicieron en Atenas. Incluso han llevado a los mejores que tenían, con Kobe y LeBron a la cabeza. Mientras, España sigue siendo la mejor selección, sin duda, pero de Europa, no del mundo. En cualquier caso, la configuración del cuadro dicta que si volvemos a enfrentarnos a ellos será en la final. Yo no dudo de que será así.
Mientras, el lunes nos resarcimos de esta derrota ganando de 48 puntos a Angola, que la verdad no es que le quiera quitar mérito, pero los africanos no tienen nivel ni de Liga LEB. Participan en los Juegos porque tiene que haber un representante de cada continente, si no, los estaría viendo por la tele en el salón. En cualquier caso, metimos 98 puntos, que como terapia para enfrentarnos a Croacia en cuartos viene bastante bien. Por su parte, los Negros Bastante Altos jugarán contra Australia, a los que ganarán, por supuesto.
Viene a decir Pau en ese anuncio que ya hemos visto todos que no nos conformemos con lo que ya han conseguido, y que no les subestimemos. Yo le hago caso y no les subestimo. De hecho, estoy convencido de que vamos a sacar medalla, pero Estados Unidos es por tradición, naturaleza e idiosincrasia la gran favorita para ser la campeona. Y si me tuviera que jugar un brazo, me lo jugaba por Estados Unidos.
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