Pucheritos

Los azares de la doble moral

Francisco J. Caparrós

Francisco J. Caparrós

lunes, 16 de noviembre de 2015, 23:00 h (CET)

Que poquito talento interpretativo el de Soraya Sáenz de Santamaría ante las cámaras. Sólo Chuck Norris y el otro cara de palo, de cuyo nombre no consigo acordarme, lo podrían haber hecho peor que la vicepresidenta del gobierno español. Es más, si no creyese que todo ha sido un desliz provocado por un exceso de celo profesional, tan común por otra parte en la clase política, juraría que el atentado sufrido en la capital francesa por cerca de un centenar de personas de diferentes nacionalidades no le importa a esa señora lo más mínimo.

Si así fuese, entonces ya estaríamos hablando de una psicópata de manual, pero yo francamente no lo creo así en absoluto. Otra cosa muy distinta es que como el Pisuerga pasa por Valladolid, Sáez de Santamaría no dude en aprovechar la contingencia para arrimar el ascua a su sardina. Ignoro si eso es o no éticamente reprochable, es un aspecto de la política que se resuelve según la moral autónoma de cada cual, pero lo que sí sé y no me duelen prendas en reconocer es que si cabía alguna posibilidad, por pequeña que ésta fuese, de que yo votase al Partido Popular en las próximas Elecciones Generales, ésta se ha esfumado por completo.

Es más, estoy empezando a plantearme si vale la pena que introduzca mi sufragio en las urnas el próximo día 20 de diciembre, porque gane quien gane los comicios me temo que todo va a continuar igual. Seguiremos sin exigirle responsabilidades a los desaprensivos que les proporcionaron las armas a esos descerebrados que sembraron el pánico en las calles parisinas; es más, continuarán vendiéndoselas como si nada hubiese ocurrido, aún a riesgo de que se repitan barbaries de este calibre. Después de todo, la venta de armas es un negocio demasiado lucrativo como para dejarlo perder así como así. De él se benefician países como Francia y España. Ambos se encuentran presentes, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, en la lista de los mayores exportadores.

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