La COVID-19 continua presente en nuestro día a día. Según estimaciones, un 6,8% de todas las infecciones de la COVID-19 acaban siendo persistentes y un 15,2% de los pacientes con infección sintomática también lo desarrollan. Además, entre 1 de cada 5 personas tiene algún síntoma tras 5 semanas de la infección y 1 de cada 10 tiene algún síntoma tras 12 semanas.
La COVID persistente o ‘Long COVID’ se caracteriza por la persistencia de sus síntomas semanas o meses después de la infección inicial o por la aparición de los síntomas tras un tiempo sin ellos. Además, la aparición no está relacionada con la gravedad de la infección inicial y puede afectar tanto a pacientes leves como a pacientes graves hospitalizados.
Los principales síntomas son físicos y psicológicos, destacando estos últimos, con la ansiedad, depresión, falta de control, problemas de concentración y de toma de decisiones, sensación de bloqueo, fatiga o alteración del sueño, entre otros.
En estadios más graves, la COVID persistente también puede afectar al funcionamiento de diferentes regiones de la corteza cerebral, fundamentalmente en regiones frontales y parietales. “Los síntomas de la COVID-19 persistente pueden fluctuar o persistir en el tiempo, provocar limitaciones funcionales del paciente y además empeorar cuando desarrollamos actividades físicas o mentales. Además, las secuelas emocionales y cognitivas de la COVID-19 afectan a nuestro sistema nervioso. En la corteza se ha visto que afecta a zonas prefrontales, parietales y también alteraciones en áreas sensoriales y motoras. Esto puede redundar negativamente en el funcionamiento cognitivo, afectando a funciones como las ejecutivas, la atención o el funcionamiento sensoriomotor,”, detalla el responsable de la Unidad de Neuroestimulación y Neuroimagen del Instituto Brain 360, el Dr. Diego Redolar.
La Neuroestimulación Cerebral arroja resultados positivos para el tratamiento de la COVID-19 persistente
La Neuroestimulación Cerebral no Invasiva es una técnica utilizada en el Instituto Brain 360 y se ha demostrado efectiva para el tratamiento neurológico de la COVID-19 persistente. “Con la estimulación cerebral no invasiva lo que se puede hacer es modificar la excitabilidad de estas regiones corticales que no están funcionando correctamente. De esta forma, por ejemplo, si se aumenta la excitabilidad de la corteza prefrontal, podemos encontrar una mejora substancial de las funciones ejecutivas que están deterioradas. Asimismo, la estimulación puede aplicarse a zonas parietales con el objetivo de mejorar la atención de los pacientes que se ha visto marcadamente mermada con la COVID-19”, explica el Dr.Redolar.
El Instituto Brain 360 es pionero en España en la implementación de la Neuromodulación para el tratamiento de las Adicciones, los Trastornos Depresivos, así como para otras patologías psiquiátricas y neurológicas. El tratamiento está aprobado por las principales agencias internacionales de medicamentos, como la FDA (US Food and Drug Administration) y la EMA (Agencia Europea del Medicamento), y avalado por las guías clínicas más reputadas (NICE, CANMAT, NIMH, entre otras).
Entre las ventajas de este tratamiento no invasivo figuran sus escasos efectos adversos y el hecho de que se aplique de forma ambulatoria. La duración media de cada sesión es de unos 45 minutos.
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