De la mano entrad y besaos encended el fuego en las fincas. Dile te quiero, hombre, a ella con una antorcha en alto.
Dile corazón, mujer a tu mujer y que se hagan las paredes llama.
Porque llama es el amor, entrad a la casa de la Guadaña y que de lejos se vea ardiendo.
Entrad y adentrad vuestra llama enamorada.
Desde las ciudades que los ciudadanos dormidos vean los fuegos de las fincas donde los toreros guardan sus cabezas colgadas de toros en las paredes, sus espadas, sus orejas y rabos mutilados al amor y que digan, de lejos, mirad, las fincas, España, por fin arde el amor.
Entrad a las cárceles. A los cuarteles. A todas las casas.
Dentro de cada habitación de todas las casas de esta ciudad dormida necesitamos la llama.
Fuego a las banderas y fuego en las levitas y a los capotes, dale calor, cariño, a todos los aperos de la muerte.
Soldados despiertos, a las fincas!, vuestros corazones de lumbre por medio de esta noche de casas oscuras sin fin.
Besaos. Besaos. Besaos.
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