En una reciente entrevista por un medio neoyorkino, el ex Canciller y actual candidato a la presidencia de la república del Paraguay, Euclides Acevedo, señaló que el desprecio de la retórica como arma política es un argumento fascista, y un argumento para debilitar la labor periodística y mediática, dado que de no basarse los argumentos en la palabra, perdería todo sentido la labor de un medio de comunicación. También señala Acevedo que si descartáramos la retórica del discurso político, retrocederíamos a los tiempos del lenguaje por señas.
En su tratado sobre La Retórica, Aristóteles puntualizaba que todo discurso implicaba tres elementos primordiales, un emisor, el tema del cual se trata y el receptor.
Aristóteles, hombre de gran discernimiento, entrevió que la cuestión de la que trata un discurso y el nivel de atención y capacidad de entendimiento de quien lo escucha no solo dependen de quien lo emite sino también de quienes escuchan. Es imposible por lo tanto considerar por separado cualquier discurso aislando a quien lo emite, al tema y al oyente , este último objetivo del discurso. Aristóteles confirmaba que el discurso tenía la esencial relación con la democracia que señala Euclides Acevedo, algo confirmado por la Diosa Historia.
El orador y su discurso, nos señalan las crónicas, perdieron sentido político cuando se perdió la democracia ateniense y desapareció la república romana, quedando reducidos a la habilidad del hablante para despertar admiración en determinado público, a la hora de la realizar una exposición de cualquier tema por mas banal que fuere.
Los seguidores de Aristóteles señalan que el filosofo intentó discriminar entre discursos que realizan juicios sobre el pasado, que categorizaron como demostrativos, y discursos deliberativos dirigidos a orientar a los oyentes a tomar decisiones que atañen al futuro.
La clasificación tiene líneas divisorias muy sutiles, pues como escribió el gran pensador Alberdi, entre el pasado y el presente, la relación es muy estrecha, tanto que juzgar el pasado es instruir el presente en beneficio del futuro.
Euclides Acevedo está protagonizando a la historia como el primer político paraguayo de retórica descollante, en un país bilingüe de pocos oradores descollantes en ambas lenguas, como él ha demostrado ser.
Ya dijo Bacon sobre este aristotelismo, que la historia hace a los hombres sabios, la poesía ingeniosos, las matemáticas sutiles, la filosofía profundos, la moral graves, pero es la retórica la que los hace hábiles para la lucha. LAW
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